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Ninfas que surgen al calor

Posted by Pele Camacho en 11 febrero, 2012

Lo que existe son individuos y especies; todo lo demás son creaciones del hombre”.  Así de claro y contundente lo dijo el profesor D. Antoni Prevosti Pelegrín (1919-2011), catedrático de Genética en la Universidad de Barcelona y pionero en ese campo de la biología. Y es verdad, de la buena, que si observamos vegetales, animales y hasta incluso homosapiens, encontraremos variedades, subespecies, individuos, razas, etnias… que con más o menos acierto, algunos clasificaron y otros siguen reclasificando, es decir, “creando” con criterios que cambian a medida que aumenta el conocimiento, corrigiendo supuestas equivocaciones anteriores.

Si hay especies de mariposas que hibernan como huevos, en la primera fase de su metamorfosis  -los Satyriums de la entrada anterior- hay otras que lo hacen como imagos, en la última fase, aunque sean una minoría de apenas un 1%.  Pero cada especie lo hace a su manera, como le guía su instinto, adaptándose al entorno y circunstancias con su capacidad de supervivencia, o sea, que intentar clasificar mariposas según los procesos o modos de hibernación sería otra posible creación humana, pero probablemente confusa. Cada especie que hiberna lo hace con sus «matices específicos» condicionados por sus metabolismos y organismos que, en muchos casos, son casi desconocidos. Mejor observar, estudiar y describir como hibernan esas especies, sin olvidar variaciones individuales o apreciaciones subjetivas que, con algo de estadística, podrían parecer verdades buenas. Pero no es fácil seguir esos pasos de mejora…

Dentro de la muy extensa familia Nymphalidae, o de los ninfálidos -una creación humana evocando a las etéreas y míticas ninfas creadas, también, por la imaginación de los antiguos griegos- hay especies que hibernan como adultos, pero ¿cómo y dónde?, porque no es lo mismo hibernar que invernar, ni hacerlo en Escandinavia o en Andalucía, por ejemplo…

Vanessa cardui, todo-tiempo y todo-terreno, emigrante y  sin diapausa, vista en Marzo

(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)

La Vanessa cardui (Linnaeus, 1758) es una especie de distribución muy amplia, en África, Europa y América. Es polivoltina en las zonas suficientemente cálidas donde no tiene diapausa, donde no hiberna; pero en zonas más frías recurre a migraciones observadas y descritas en abundancia, así que «hiberna» donde inverna, medio escondida no se sabe bien dónde, saliendo cuando hace bueno a echar unos vuelos de dudoso destino y razón. Sus plantas nutricias son los cardos, en un sentido amplio, pero sin hacerle ascos a muchas otras especies vegetales, lo que explica su extensa distribución y voltinismo. Hace dos años, ellas fueron por aquí casi una plaga, pero en el pasado año escasearon… ¿problemas de emigración? ¿de invernada? ¿de entorno?… misterios a los que no llego.

Vanessa atalanta, emigrante de altos vuelos, con las marcas del esfuerzo en sus alas, vista en Noviembre

La Vanessa atalanta (Linnaeus, 1758), que ya fue protagonista en la entrada “Esperando la primavera” es una emigrante de altos vuelos. Por aquí pasan algunas sus inviernos y se las ve muchos días revoloteando cuando ninguna otra lo hace. No es extraño que sus alas muestren un desgaste que parece acusar la dura tarea que han soportado en sus migraciones de miles de kilómetros y semanas de duración.

Nymphalis polichloros, emigrante de vuelos cortos e hibernante a su modo, vista en Junio

La Nymphalis polychloros (Linnaeus, 1758), si es univoltina, como dice Tolman en su “Guía de mariposas”, tiene ciclos de duración muy variable, alargados en zonas cálidas como el sur de Andalucía, donde la he visto volar de Mayo a Agosto, pero también en Noviembre, Enero y Marzo, aunque quizás la podría haber visto en otros días soleados del invierno, pues hiberna como adulto entre los árboles de los bosques del sur de Andalucía, de donde sale dejando ver su anverso anaranjado y sorprendiendo con su enorme capacidad de cripsis, de camuflarse en el entorno donde se oculta o hiberna.

Nymphalis polychloros, en pose de cripsis, libando almáciga de un lentisco, vista en Noviembre

El reverso de sus alas imita de manera casi perfecta a una viruta o corteza de madera vieja, siendo muy difícil distinguirla cuando posa en la corteza de los árboles. Tiene también comportamiento migratorio, con una distribución que se extiende desde el Norte de África hasta el sur de Escandinavia y Asia occidental. Entre sus plantas nutricias están los olmos, los sauces, los álamos, espinos, cerezos, ciruelos, manzanos… en fin, que sus orugas no son muy exigentes a la hora de alimentarse, pero… ¿por qué no se las ve más al oriente?… ¿por el frío que rasca por allí? o, tal vez, porque su capacidad migratoria, la potencia de su vuelo y la distancia de las estepas del Asia central sean incompatibles con sus preferencias de hibernar como adultos cerca de las costas mediterráneas, camuflada entre grietas de cortezas de árboles y libando néctares inimaginables, como la almáciga, una resina que rezuman los lentiscos.

Polygonia c-album, hibernante si a su generación le toca hacerlo, vista en  Junio

Y para terminar estas muestras de la variedad y matices en las hibernaciones de algunos ninfálidos adultos, la Polygonia c-album (Linnaeus, 1758), una especie de curioso perfil alar con múltiples entrantes y salientes de aspecto peculiar, con colores y detalles anaranjados y negros que recuerdan a la Nymphalis polychloros en el anverso y también en los detalles de “madera vieja “ de su reverso, aunque no he tenido la suerte de poder captarla así. Su distribución es también muy similar a la de Nymphalis polychloros, pero bivoltina en regiones del norte y oeste de Europa y trivoltina por el sur de los Balcanes y Grecia.  Hay, por tanto, generaciones estivales que no entran en diapausa invernal, mientras las generaciones tardías si lo hacen, como adultos, en fechas adaptadas al fotoperiodo del lugar donde están cuando se desarrollan sus larvas y pupas.

Con esas cuatro ninfálidas, creo que hay suficiente para ver qué razón tenía el profesor Prevosti Pelegrín al referirse a especies e individuos: buscar igualdad o semejanza fuerte, generalizar en algunos aspectos o detalles biológicos más allá del nivel de los individuos en muchos casos y especies, probablemente, es imposible, o falso, o una verdad a medias…

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