Dentro de la clase Insecta, el orden Mantodea tiene unas características diferenciadoras que parecen evidentes hasta para los profanos: sus poses recuerdan las de algunos devotos creyentes que pliegan sus brazos en posición orante o de plegaria. Pero esa pose es la paciente preparación para un ataque inmisericorde, sin piedad, a muerte, para cualquier bichejo que se ponga al alcance de esas patas con apariencia de pose reverente, pero con intenciones impías.
En pose sumisa, con patas plegadas y prestas al salto: Una Sphodromantis viridis (Forskal, 1775)
Los miembros de la orden Mantodea son los mantodeos, un nombre que me recuerda a filisteos, saduceos, fariseos… nombres bíblicos que, casi perdidos mis recuerdos, eran un poquito “malos” en aquellos párrafos bíblicos donde se hablaba de ellos. Pero los mantodeos no son malos para los humanos: ni pican, ni muerden, ni son plagas… simplemente, son carnívoros y devoran las piezas que capturan con esas patas delanteras que proyectan como pinzas punzantes con alta velocidad. Otros artrópodos, como algunos arácnidos o himenópteros, paralizan a sus víctimas con un quelícero o un aguijón de efectos químicos inmediatos; los mantodeos paralizan, bruscamente, por los efectos mecánicos de sus pinzas. En la Naturaleza hay miles de alternativas para comer y vivir.
Sphodromantis viridis, con su mancha dorsal blanca y sus pinzas artilladas de púas, camuflada entre verdes
Lo de mantodeos les viene de las Mantis, uno de sus géneros más destacados, con representantes archifamosos en nuestro país de profundas raíces religiosas, de las que salieron nombres populares como el de “santateresitas” para la especie Mantis religiosa, en la que hasta los entomólogos -quizás no tan creyentes- cayeron en la comparación casi inevitable a la hora de buscarle un nombre. Mantis, según dicen algunos, viene del griego antiguo -como tantos otros nombres- donde significaba adivino, profeta… en el sentido que se aplica al usar quiromancia, otra palabra con la misma raíz.
Mantis religiosa -(Linnaeus, 1758), la que da nombre a un orden
Pero en la familia mantidae, o de los mantidos, hay subfamilias como la amelinae, en la que está clasificado el género Ameles. Como representante de esa subfamilia, en las fervorosas tierras de allende y aquende la mar mediterránea se deja ver la Ameles spallanzania, nominada en honor del naturalista italiano Lazzaro Spallanzani. Las Ameles hembras se caracterizan por tener un abdomen rechoncho y respingón, en el que descansan unas alas muy cortas, inútiles para volar. Pero su cabeza triangular, sus enormes ojazos con «pupila» diminuta y, sobre todo, sus patorras delanteras son de puro mantido.
Hembra de Ameles spallanzania – (Rossi, 1792), en paciente espera
Los machos de Ameles son algo más esbeltos que sus hembras y tienen alas suficientemente largas para un corto y ruidoso revoloteo, pues no destacan apenas por su capacidad de volar. La foto siguiente muestra un ejemplar macho de Ameles picteti, otra especie de la subfamilia.
Macho de Ameles picteti – (Saussure, 1869), dispuesto a revolotear
Y para terminar esta entrada con referencias o matices religiosos, ahí queda un ejemplar de Iris oratoria, también conocida popularmente como Mantis mediterránea, casi una copia reducida de la Mantis religiosa, en la forma y en el nombre, pues casi tanto da religiosa como oratoria.
Iris oratoria – (Linnaeus, 1758), esperando en pose de apariencia reverente
Y es que parece como si la naturaleza y algunos entomólogos, hubieran puesto a los mantodeos para recordar a creyentes y agnósticos que, desde tiempo inmemorial, en todas las latitudes hubo dioses que marcaron las vidas presentes de los Homo sapiens con la promesa futura de goces eternos o la amenaza de suplicios sin esperanza: el temor a hechiceros, brujos y santones de muchas santas instituciones, carentes unos y otras de cualquier atisbo de santidad y, a veces, con fanáticos guardianes de verdades eternas, propiciaron desde suplicios psicológicos hasta guerras santas. Pero esas son otras historias de triste recuerdo o dolorosa actualidad.