Sorpresas y paisajes

Fotografías de lo que veo por esos campos…

Archive for the ‘Arácnidos’ Category

Conocer sin placer

Posted by Pele Camacho en 8 agosto, 2014

“Encantado de conocer…” y “Es un placer…” son expresiones formales, algo protocolarias, relativas al hecho de conocer a una persona en el sentido más habitual del verbo, porque lo del “encanto” o “placer” puede ser más o menos sincero, según el caso o la persona. En sentido figurado, lo de conocer personas puede extenderse a conocer vegetales o animales y, en lo del “placer”, mejor sustituirlo por “interesante” o “importante”, por ejemplo, un amigo muy aficionado a las setas me decía: “Es muy importante conocer la Amanita phalloides, para “reconocerla” y evitar las posibles consecuencias de cogerla”. Y con algunos bichejos se podría decir lo mismo, porque hay poco placer con ellos, como es el caso con el protagonista que esta entrada pretende presentarles para que lo conozcan y puedan reconocerlo, si llega el caso.

IMGP0635_1200_922KNUn macho errante de Loxosceles rufescens, (Dufour, 1820), mostrando sus ocho patas y sus dos pedipalpos

Entre las arañas celtibéricas, quizás la más “importante” sea la Loxosceles rufescens (Dufour, 1820) que, sin ser una de las más “impresionantes” por su tamaño o color, sí podría serlo por su “picor”. Su cuerpo mide algo menos de 10 mm. y sus patitas extendidas unos 40 mm., o sea, que no pasa desapercibida cuando se deja ver, pero es huidiza y le gusta estar oculta por escondrijos domésticos porque, según dicen por ahí, es una de esas arañas que pueden calificarse de “caseras”, aparte de peligrosas.

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¡Ténganse todos,  todos envainen,  todos se sosieguen,  óiganme todos,  si todos quieren quedar con vida! 

(«El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha», Tomo I, Capítulo XLV)

Las Loxosceles rufescens  tienen un color tostado variable, que suele ser algo oscuro en sus cefalotórax o prosomas,  y a veces, algo más claro en sus abdómenes u opistosomas.  Las patitas son relativamente gruesas y algo más cortas que  las de esas otras arañas patilargas, pero inofensivas, que suelen verse por algunos rincones de las casas. La llaman araña violín, porque dicen que la parte más oscura de su cefalotórax recuerda ¿? la forma de ese instrumento. Precisamente, en el extremo delantero de ese supuesto “violín” es donde están ocultos los quelíceros…

IMGP0674_1200_768KN Un violín entre dos pinchos alarmantes, aunque no son los peligrosos

¿Y cómo de peligrosa puede ser la criatura?  Pues, mire usté, depende de en qué parte “pique”,  o de cómo “muerda” -que así dicen algunos-  con sus quelíceros casi imposibles de ver en cualquier foto que se haga a una araña viva, porque las uñas ponzoñosas están ocultas en esos quelíceros retraídos delante de la boca de la araña: sólo se pueden ver y fotografiar con óptica especial -normalmente microscopios- y con la araña preparada al efecto, es decir, anestesiada o muerta. Hay personas muy sensibles a las picaduras de algunos invertebrados pero, en cualquier caso, las picaduras de las Loxosceles pueden ser problemáticas, aunque no mortales, ni mucho menos, con las rufescens que se encuentran en España.  Si ustedes leen por la interné -como están haciendo ahora-  pueden encontrar informaciones alarmistas y sacar conclusiones equivocadas relativas a especies americanas, de mayor tamaño que éstas, y de las que aquí no hay ningún registro porque nadie las ha visto.

IMG_P1070238_1200_1422KNEntre luces y sombras, una hembra muestra sus pedipalpos sin extras engañosos.

Esas “uñas” de aspecto terrorífico que se ven en esas como patitas delanteras -los pedipalpos– mucho más cortas que cualquiera de las auténticas patitas de los cuatro pares posteriores, no son más que “órganos copuladores” solo presentes en los machos, con los que inyectan su esperma a las hembras que, lógicamente, carecen de tales apéndices a cambio de tener unos receptáculos adaptados a aquellos inyectores.

En fin, ha sido un placer mostrar esas fotos de un bisho que conviene conocer, aunque sin placer, por si acaso le place aparecer.

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Enredando sin enredarse

Posted by Pele Camacho en 4 noviembre, 2013

Tengo una nueva vecina y está de buen ver, bajo la luz otoñal de pocas nubes y menos aguas que hay por aquí abajo.  La vi hace un par de días al salir de casa, enfundada en su librea de bandas amarillas, blancas y negras, destacando sobre el fondo verde de unas arizónicas… o quizás me deslumbraron los reflejos brillantes de los hilos de la plataforma donde se encontraba, iluminados por la luz directa de un sol sin estorbos de nubes ni eclipses.

Me acerqué a ella y, aunque supongo que me vio, permaneció impertérrita y pareció castigarme con el látigo de su indiferencia: estaba a su rollo, esperando que algún ser incauto cayera en las redes que hábilmente había tendido. Supuse que seguiría allí mientras yo dedicaba unos minutos a preparar los archiperres de fotografiar y así empezó la historia que dio pie a esta entrada. No me equivoqué: mi vecina seguía en el mismo sitio, como si fuera una modelo en espera de una sesión de fotos.

IMGP3879_1200_1090KNMi vecina trifasciata, en el centro de la plataforma de poses

(Picar en lasd imágenes para verlas con más resolución)

 Al mirarla a través del visor de la cámara la reconocí: mi vecina se llama Argiope trifasciata, un nombre de especie que, posiblemente, puede derivarse de esas bandas de tres colores que se repiten en su abdomen. Tiene cuatro pares de ojos, un par de pedipalpos, otro par de quelíceros y cuatro pares de patitas que le dan una envergadura de unos cuatro centímetros cuando las estira para quedarse en su pose normal, en un estado de espera al que parece condenada, como si nada fuese a interrumpir su quietud.

IMGP3895_1200_828KNUn pequeño incauto provocador de alarmas en un sistema ultrasensible

Pero incluso en noviembre hay seres incautos, cortos de vista o atolondrados que, para beneficio de la Argiope trifasciata, parecen volar cándidamente o no saber donde meten las alas que, en sus casos, equivale a lo que en otras especies se dice “meter la pata” o meterse en problemas que, ciertamente, son problemas muy serios si provocan una mínima vibración en los hilos de la red y alteran la tensa espera porque, sin que nada aparente haya ocurrido, de repente, las ocho patitas erizadas de espinas se ponen en rápido movimiento sobre las finísimas hebras de la red que las sostiene y, sin enredarse lo más mínimo, como si fuera un funámbulo de ocho patas, las patitas saltan de hebra en hebra hasta llegar a la criatura que ha quedado pegada en la red de hilos donde la trifasciata se mueve con soltura y sin pegarse, algo que desde un punto de vista físico debe tener una razón en la punta de las patas, un recubrimiento o un acabado que les permita posarse sin pegarse.

IMGP3904_1200_807KNEn un visto y no visto, envuelto para regalo…

Inmediatamente, las hileras que delicadamente tejieron la red de la telaraña con finísimas hebras, chorrean una cinta de hilos que enredan o envuelven a la víctima en pocos segundos, mientras las patas delanteras la voltean sin enredarse en los hilos que amortajan al incauto que, posiblemente, aún no esté muerto,  a menos que sea fulminante el efecto del veneno que le hayan inyectado el par de quelíceros que tiene la trifasciata, pero no llego a imaginar cómo es capaz de controlar la posición de las patas traseras para que estas no se cuelen entre los enormes huecos que tiene la “web” por detrás del abdomen, porque…

IMGP3963_1200_1054KNCuatro pares de ojos que miran al frente…

Las trifasciatas, como muchas otras arañas, también tienen cuatro pares de ojos, pero todos parecen mirar al frente, luego, entonces… ¿cómo controlan los apoyos de las patas traseras? ¿qué sentido las guía en sus movimientos?

IMGP3985_1200_858KNDos pedipalpos que parecen frotarse de gusto y un enredo, quizás, para el almuerzo

Esta mañana volví a mirarla y, después de una noche de viento fuerte, la red tenía unos cuantos “tomates” causados, probablemente, por las puntas de las ramas de la arizónica, pero mi vecina seguía allí, esperando, con unos cuantos enredos a su alrededor, pero ella estaba tan pancha, sin enredarse…

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Muerte entre las flores

Posted by Pele Camacho en 22 abril, 2013

Hay por ahí una peli con ese título, que no está muy justificado -diría yo- porque aunque se vean en ella muchas muertes, me parece que allí no hay muchas flores.  Ahora, después de tantos chaparrones, hay por aquí muchas flores y, en algunas de ellas, se ve el paso o la amenaza de la muerte, como contraste con el empuje de la vida en primavera.

IMGP7290_1200_1012KNUn pequeño himenóptero en un llamativo mausoleo primaveral

(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)

Entre las flores llamativas de ahora, esas que salen, duran poco y no se las vuelve a ver hasta el año que viene, a veces se ve un bishillo que al acercarse uno a mirarlo no se espanta, lo que apunta a mal asunto: o se ha muerto o, probablemente, “se lo han cargao”, porque los bishos no suelen morirse en las flores, pero sí suelen matarlos en ellas esos “Fementidos y taimados” asesinillos, disimulados con colores de camuflaje mientras esperan que pose alguno sin mirar donde pisa y que luego pase algo que le pese…

IMGP7312_1200_859KNUn predador con el icono de Napoleón a la espalda de su panza, esperando en una Orchis morio

Porque, siguiendo con las muchas orquídeas que están en las ofertas de primavera, mientras se intenta encuadrarlas y enfocarlas, a veces asoma por alguna un siniestro personaje que otea su territorio buscando un escondrijo propicio para arrear el zarpazo al primer incauto que se deje caer por allí…

IMGP6735_1200_1317KNVigilando desde una atalaya de un macizo de Orchis papilionacea

En estos comienzos de la primavera climática, cuando hay tantos bishos y yerbas nuevas, una de las especies oportunistas de por aquí es la Synema globosum  (Fabricius, 1775), a la que algunos llaman “araña Napoleón”, por el parecido que apreciaron en la mancha que lleva en el dorsal de su abdomen globoso. El origen del nombre del género Synema, (Simon, 1864) no se deja averiguar fácilmente, aunque  “nema” parece que significaba “amenaza” -en griego, claro- lo que no deja de ser creíble y verdadero para más de un bishillo.

IMGP6737_1200_1029KNLa amenaza de cuatro pares de ojos y la silueta siniestra de un bicornio napoleónico

En este país nuestro, donde no abundan las personas interesadas en bishos, hay que aprovechar la ocasión para citar a un paisano celtibérico llamado Pelegrín Franganillo Balboa, que describió las subespecies clarum, flavum y pulchellum de estas globosas con el grafitti de un bicornio napoleónico en su dorsal, que a sus nombres añaden (Franganillo, 1913), porque hace justo un siglo que las bautizó.

IMGP6772_1200_995KNAtacando con uñas, patas y quelíceros, desde dentro de una Orchis papilionacea

Hay más de 100 especies del genero Synema, englobadas en la familia Thomisidae, la de las arañas cangrejo que no necesitan tejer ninguna telaraña, porque todas ellas se buscan la vida con sus dos pares de largas patas delanteras que les sirven para agarrar y sujetar a sus presas, mientras con sus quelíceros las apuntillan de manera certera, rápida y fatal; luego les absorben sus “humores vitales” y dejan la carcasa seca y vacía, para que algún fotógrafo se entere de que ellas estuvieron allí antes…

Hoy, el 22 de Abril, ha sido el DÍA DE LA TIERRA.  Una fecha que nos recuerda que debemos cuidar del planeta para que nuestros hijos y nietos, y los suyos de los suyos, puedan disfrutar de la belleza de sus campos, de sus flores y de sus bishillos, aunque sean depredadores, porque seguro que desde hace muchos siglos vienen cumpliendo un papel de equilibrio en la naturaleza y todos son necesarios para que la vida en el planeta siga como si no pasara nada más…

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Fementidos y taimadas

Posted by Pele Camacho en 13 junio, 2012

Pensando en los “Activos tóxicos” y sus creadores, los “taimados hijos de calipoterras”,  –que decía Cela–  recordé una de las muchas andanadas cervantinas que contiene el libro del Ingenioso Hidalgo:

…»¡Ah fementido …! ¡Aquí, aquí me pagarás la sinrazón que me hiciste: estas manos te sacarán el corazón, donde albergan y tienen manida todas las maldades juntas, principalmente el fraude y el engaño!»…

Así escribía Don Miguel a finales del XVI, pero a principios del XXI parece que los poderosos de los tres poderes del Estado no supieran, no pudieran o no quisieran actuar, como si el propósito fuera más encubrir que en cobrar las sinrazones de los taimados.

En la naturaleza salvaje hay también bishos taimados, en el sentido de astutos, disimulados… que actúan de manera cautelosa, aprovechando el exceso de confianza o candidez de sus víctimas. En ese mundo de los seres “inferiores” manda el instinto de las fieras, mientras que en algunos homosapiens de la naturaleza civilizada manda la inteligencia perversa, con agravantes de alevosía y premeditación que los convierte en fieras superiores con patente de impunidad ante los poderes. Y así les va a los demás, punidos y paganos sin entender tanta sinrazón.

Cuatro pares de patas, tres pares de ojos, un par de pedipalpos y otro de quelíceros

(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)

La Thomisus onustus (Walckenaer, 1805), una de las llamadas arañas-cangrejo porque andan “de lado”, es una criatura ladina y astuta, rápida y tóxica, que recibió de la naturaleza la capacidad de mimetizarse en el entorno donde espera a sus presas. Es difícil verla aislada, porque adquiere colores amarillos, rosas, violáceos, blancos… que la camuflan entre pólenes y pétalos, pero es fácil verla al observar la quietud “anormal” de los bishos que cayeron víctimas de sus mortales picotazos, mientras se buscaban la vida entre las flores.

Hembra de Thomisus onustus,  mimetizada entre unas inflorescencias de cantueso Lavandula stoechas

Abejas, moscas, mariposas… da igual, se movían y fueron a parar a donde la taimada y paciente Thomisus onustus estaba oculta, esperando para darles un toque de quelíceros, unos apéndices prebucales puntiagudos conectados con glándulas venenosas que, presionadas de manera voluntaria por la araña, paralizan y matan de manera certera y rápida, para  extraer después sus líquidos humores hasta dejarlas secas…

Apis mellifera versus Thomisus onustus: en ese duelo, el tamaño no es lo que importaba…

Las hembras de Thomisus onustus tienen un tamaño de hasta 10mm. -patas aparte, claro- mucho mayores que los machos, de apenas 4 milímetros y sin apenas capacidad para el cambio de color que pueden adquirir las taimadas hembras.  Según dicen los expertos, el cambio de color  puede llevarles uno o dos días, pero el tiempo parece  preocupar poco a los seres «inferiores» y las Thomisus onustus pueden estar varios días a la espera de asestar el picotazo fatal para sus presas, pero inofensivo, normalmente, para los homosapiens.

Muerte de un hespérido: una mariposa Thymelicus acteon capturada entre pinchos y quelíceros

Las taimadas Thomisus son un género englobado dentro de la familia Thomisidae (Sundevall, 1833), o de los tomísidos,  que contiene casi 200 géneros y más de 2000 especies. Todas ellas son denominadas arañas cangrejo, por el tamaño extralargo de sus dos pares de patas delanteras, con los que suelen desplazarse lateralmente como los cangrejos marinos a los que recuerdan también en su forma, aunque no en su tamaño adulto.

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Lobos miméticos

Posted by Pele Camacho en 17 enero, 2012

Las “lobas bailaoras” de la última entrada me hicieron recordar unos “lobos” de impresionante aspecto que he visto algunas veces por pura casualidad: la Hogna radiata (Latreille, 1817), un licósido, de la familia Lycosidae (Sundevall, 1833), nombre derivado del antiguo griego ”λύκος” que significa lobo. Es un miembro de la familia de “arañas lobo” que incluye a las tarántulas que provocan respeto y escalofríos a quienes sienten algún tipo de aracnofobia. Son arañas relativamente grandes -hasta 25mm. de envergadura, sin contar la longitud de sus ocho patas- que, a pesar de su temible aspecto, no son tan fieras como se las imaginan: pueden morder si se las acosa y provoca, pero su reacción ante los homosapiens no es atacar, sino huir. La mordedura puede ser dolorosa, pero poco más. Hay por estos pagos bishos y mordeduras mucho más tóxicas y dañinas que las de estos lobitos de ocho patas y ocho ojos: cuatro en una fila frontal, dos más hermosotes algo más arriba, a modo de faros frontales, y otros dos menos visibles algo más atrás, casi en el lateral de su cefalotórax, esa parte de sus cuerpos sin cuello de donde salen los cuatro pares de patas y otro par frontal que parecen patitas y que no lo son, los pedipalpos, responsables de otras funciones vitales ajenas al desplazamiento.

  En Septiembre, al levantar una piedra, se puede encontrar una Lycosa fasciiventris

(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)

Dicen los expertos en visión biológica que hay dos funciones básicas de percepción: una es estática, o casi, que consiste en la apreciación de formas, colores o, si se quiere, las características del objeto que normalmente permiten reconocer, por ejemplo, a una araña lobo que aparece al levantar una piedra;  la otra percepción es dinámica, la detección visual que capta ‘algo’ móvil sobre un fondo más estático, por ejemplo, un bisho que se mueve rápido y, aunque no se llegue a reconocer lo que es, el cerebro puede activar un proceso de seguimiento del objeto móvil o ‘mirada selectiva’, con movimientos rápidos, o sacádicos, de los globos oculares o la cabeza. Esos procesos de visión dinámica suelen arrancar respuestas en los organismos vivos denominadas reacciones presa-predador, disparando cadenas de procesos complejos para defensa, ataque, u otros similares como girar la cabeza, mover el enfoque-zoom, apretar un disparador, etc.

La capacidad humana para percibir de una forma u otra es variable, aunque parece que somos más sensibles para detectar movimientos:  «… El ojo humano percibe los movimientos mucho antes que las formas y las siluetas.  Muévete despacio cuando estés reconociendo el terreno…», dice, por ejemplo, el capitán Adolfsson,  en la pág. 474 de Los hombres que no amaban a las mujeres, –primer volumen de la trilogía Millennium de Stieg Larsson  Tal vez por eso, algunos seres vivos intentan pasar desapercibidos quedándose quietos. A otros, la evolución les ha permitido desarrollar formas y colores de su exoesqueleto que hacen difícil su detección en el entorno donde están mimetizados, pero sus movimientos pueden delatarlos, como a otros con peores intenciones que practican la mímesis con traje de camuflaje…

En Octubre, una detección por exceso de confianza en un supuesto mimetismo de una Hogna radiata

Los sistemas de visión artificial intentan emular los procesos biológicos de ataque-defensa, pero cuando toda esa ristra de procesos encadenados se intenta realizar en un robot, por ejemplo, la cosa presenta dificultades muy gordas pues se requieren sistemas complejos de sensores electrónicos, cachivaches, hardware, software… que suelen ser caros, lentos, voluminosos o una mezcla de esos tres defectos. Cuando se piensa en la rapidez e inteligencia de una araña o de una mosca que huyen de algo que las amenaza, se manifiesta lo poco que se sabe de cómo son y cómo funcionan unos cerebros que podemos considerar pequeños y lo difícil que es imitarlos con cachivaches artificiales. La cadena percepción-reacción se suele llamar Visión Activa, un área donde la ciencia tiene mucho camino por delante, aunque no siempre con intenciones pacíficas y en favor de la humanidad, porque algunos homosapiens pueden ser unos bishos muy peligrosos, aunque no muerdan, algo que los latinos expresaban con un «Homo homini lupus«, que en castizo sería algo como «El hombre es un lobo para el hombre«.

Que ustedes perciban y detecten bien y que reaccionen rápidamente ante cualquier lobo «malo de verdad», los realmente peligrosos, mucho más que los Canis lupus o las Hogna radiata.

Los lobos de esta entrada fueron vistos, por casualidad, en el otoño del PN Montes de Málaga

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Multiplicaciones

Posted by Pele Camacho en 4 noviembre, 2011

Hace unos días decían “los medios” que la población de homosapiens había superado ya los 7.000 millones, aumentando casi siempre de uno en uno, multiplicándose poquito a poquito, con los matices propios de nuestra especie.

En la naturaleza cada especie tiene sus “matices”, y así, por ejemplo, allá por mitad de la pasada primavera me sorprendió una mancha amarilla sobre unas hojas de coscoja rastrera, con un contraste que no me resultaba familiar. Le eché el macro y la escena me hizo parpadear: cientos de pequeños bichejos se apelotonaban en una hoja, como dándose calor o… ¿qué otra cosa podían darse en aquel mogollón? Dicen que muchos animales, a través de elementos sensitivos específicos, se comunican cosas que para su modo de vivir son fundamentales, pero éstos parecían ser recentales -que dirían algunos- o tenerales -que dirían otros- queriendo decir ambos que debían ser muy jovencitos, con pocas horas de vida, posiblemente, y en tal caso ¿tendrían ya capacidad de comunicarse algo o ese agrupamiento sería, por ejemplo, puro instinto de protección?

Multiplicación de una especie

(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)

La mancha estaba inmóvil, con los bichejos de apenas 1 mm. como congelados o muertos, así que después de hacerles unas cuantas fotos, se me ocurrió rozar ligeramente la hoja en la que estaban y… ¡Ooohhh! como si le hubiera sacudido un estacazo, la mancha compacta se deshizo rápidamente y su contenido se desparramó en una tela casi transparente cuya superficie, quizás, multiplicaría por cuatro o cinco la del agrupamiento original.

Multiplicación de un espacio

Volví a verlos apenas media hora más tarde y ya se habían vuelto a reunir, todos juntitos, como si nada hubiera pasado, algo que suelen hacer a la más mínima; es uno de los “matices” de la Araneus diadematus (Clerck, 1757), una araña de amplia difusión en Europa, de una especie cuyas hembras adultas llegan a medir los 15 mm de cuerpo entero, y patitas aparte.

Supongo que, dado el agrupamiento y, probablemente, la sincronización de sus eclosiones o nacimientos, todos los bichejos eran hijos de la misma madre -porque lo de múltiples padres no es infrecuente en el mundo natural- y una vez más, cabe pensar en la sabiduría de la madre naturaleza que ha puesto el matiz para que los homosapiens no se multipliquen de semejante manera, porque poquito a poquito, ahí están esos 7 gigas, los más de ellos aguantando chaparrones y faenas de unos menos que, aunque suenen parecido, son mucho peores que los chaparrones, pero eso son otras historias…

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Con cuatro pares de patas

Posted by Pele Camacho en 25 julio, 2011

Continuando el hilo de la entrada anterior -tejida alrededor de las bruennichi– en ésta se pega la hebra con sus dos «primas» hispanas, las trifasciata y las lobata,  todas ellas con muchos aspectos y detalles en común, por ejemplo, no es raro ver a las Argiopes  en una posición en la que sus patas parecen estar agrupadas en pares próximos; también es fácil ver que les falte alguna pata, como si estuvieran “ligeramente cojas”.  El par de apéndices más corto que sale en la parte frontal del cefalotórax de las arañas son los quelíceros,  donde tienen las glándulas venenosas, y el par más largo es el de los pedipalpos, que en muchas especies de arañas son parte activa en el apareamiento; en total, seis pares de apéndices articulados, pero solo cuatro pares de patas.

Argiope trifasciata (Forskoel, 1775),  «ligeramente coja», mostrando la protuberancia de sus hileras

El tamaño de las telarañas de Argiopes, a veces, llega a ser casi de un metro  y la protagonista  se suele colocar en ellas cabeza abajo y permanecer quieta, impertérrita, aunque el fotógrafo se aproxime a distancias que raramente permitiría cualquier otro invertebrado; esa quietud se transforma en rapidez cuando a través de los hilos de la red recibe la vibración que anuncia que un incauto ha caído enredado en la telaraña.

Argiope lobata (Pallas, 1772),   Vista ventral de una lobata y sus hileras, junto al dorsal de un “lobato

En las vistas ventrales de cualquier hembra de Argiopes destaca en su casi esférico abdomen -llamado opistosoma–  el excepcional tamaño de sus hileras, capaces de generar múltiples hebras de seda con flujo suficiente para inmovilizar en pocos segundos a presas de un tamaño similar al de la araña, remarcando el género del artículo en su concordancia con el sexo de la  protagonista tejedora y apresadora.

Vista dorsal de una Argiope lobata, mostrando la protuberancia de los lóbulos origen de su nombre 

En todas las especies de Argiopes, el tamaño de los machos es casi ridículo comparado con el de las hembras: se podría decir de ellos que son como arañas-alfeñiques, raramente activos y casi siempre haciendo espera  y viviendo del cuento, a cuenta de su papel en la continuidad de la especie.

Una superweb,  una lobata,  un lobato y un intruso cubierto,  descubierto por otro

Y para cerrar, ahí queda una escena fotera donde la lobata protagonista parece estar a punto de quitarle el sombrero al impertinente fotógrafo que suscribe; el autor  de la foto, mi amigo Javier.

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Ojos brillantes y cuerpo a rayas

Posted by Pele Camacho en 18 julio, 2011

Hace unos días hice un safari  -fotográfico, se entiende- con unos amigos, y como siempre que se sale al campo, sobre todo si es algún sitio nuevo, es fácil ver algunas especies desconocidas o poco frecuentes, y esta vez, en un espacio relativamente pequeño, en apenas 20 metros de zarzales frondosos, pudimos ver todas las integrantes de una espectacular familia o género de unas arañas muy llamativas: las Argiopes.

Hembra adulta de  Argiope bruennichi (Scopoli, 1772)

Argiope  -un nombre que suena a griego, pero del que poco he podido averiguar- parece que significa “Ojos brillantes” y, aunque no haya podido comprobarlo, el apelativo está relacionado al fondo de ojo de estas arañas: allí tienen una película denominada tapetum lucidum, de la que algo comenté en la entrada «Jugando con el espectro».  Su efecto se puede observar al mirar de cerca  a los ojos de algún animal más amigable, como un perro, por ejemplo, y admirar el brillo traslúcido, casi especular, de unos ojos donde podemos ver reflejada nuestra imagen en esa capa que la naturaleza ha concedido a ciertos animales, para que en ella se refleje la escasa luz de alguna escena y refuerce su efecto en la retina que, situada delante del tapetum lucidum  e iluminada doblemente por efecto de la luz incidente y la reflejada en el tapetum, les permite ver lo que otros animales y sus retinas no llegan a captar en condiciones de luz débil, por carecer de tapetum.  Sorprendente y admirable…

Dejando aparte toda la fisiología, casi magia, que pueda haber en los ojos de unos animales cuyo tamaño y aspecto nos hace mirarlos con un mínimo de aprensión y distancia, su carácter tranquilo en las circunstancias que requieren su forma de vida y nutrición, permite hacerles unas fotos para el recuerdo.

Unas cuantas vueltas, con unas cuantas hebras y… 

Quizás la más abundante por aquí abajo, en Andalucía, sea la Argiope bruennichi (Scopoli, 1772) , alias «araña tigre» o «araña avispa«, según la imaginación del espectador.  La he visto en varios sitios, siempre en zarzas, donde tiende la red de su extensa telaraña de unos 20 cm. o más, en la que ella se coloca y permanece quieta, esperando la llegada de algún bichejo volador que, enredado en las fibras pegajosas de la “web”, transmitirá su ubicación a la tejedora que acudirá presta a rematar la faena, dejando al animalejo liado y recubierto de múltiples hebras que la araña genera mientras lo voltea con sus patas hasta inmovilizarlo completamente.

... y  «envuelto para regalo»

Lo que maravilla  es que la araña, con sus patas erizadas de pequeñas espinas, no rompa la red en sus desplazamientos ni se enrede como sus víctimas mientras las deja como “envuelto para regalo”… ¿por qué no?.

Pareja de bruennichis,  ELLA trabaja mientras él mira y espera…

El macho, como en alguna que otra especie y circunstancias, es un ser menor que permanece como en un segundo plano difícil de enfocar ante la personalidad de la protagonista. Dicen que suele estar esperando al momento oportuno de algún cambio de exosqueleto del sexo fuerte, para cumplir el papelito que le dejó la naturaleza, aunque parece que incluso en esas circunstancias de sexo fuerte debilitado, es fácil que muera en el intento.

Dejamos para otro día unas cuantas escenas con unas primas de las bruennichi.

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