Alguien podría decir: En otoño casi no hay insectos…
Y alguien, en Andalucía, podría contestar: «No ni ná…” ¿Lo entenderían?
Puestos a decir, se dice que dos negaciones hacen una afirmación, lo que podría necesitar explicación, pero en eso del “no ni ná” hay tres negaciones, porque el “ná” no es más que un “nada recortao”, o sea, una apócope -para no decir un metaplasmo, que suena mucho más feo- una figura de dicción que cambia el sonido o pronunciación de una palabra cambiando parte de su final, pero sin cambiar su significado.
Un díptero, picado del polen de un Colchicum lusitanum, fácil de confundir con un Colchicum autumnale
(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)
Así las cosas, si dicen que “en otoño NO hay insectos” y se responde con un “NO” a secas, pueden entender que, efectivamente, “NO hay insectos”; pero resulta que en los Montes de Málaga, por ejemplo, SÍ hay insectos en otoño y, si las respuesta fuera un “SÍ” seco podrían entender que, efectivamente, era correcto lo de “En otoño NO hay insectos”, lo que sería falso, porque de hecho aún hay muchos -valga como muestra los que aparecen en las fotos de esta entrada- y cabe una respuesta supuestamente menos confusa que un SÍ o un NO, por ejemplo, “no ni ná”. Y algunos, definitivamente, podrían no entender “ná de ná”…
Chrysolina bankii (Fabricius, 1775), un pequeño coleóptero, crisomélido, andando sobre la flor seca de un cardo
También se podría responder con un “anda que no…”, que viene a ser lo mismo que decir: hay “tela” de insectos o hay ”cantidá” de insectos que, quizás se entiendan algo más, aunque no por todos los supuestos hispanohablantes. Recuerdo una novelita muy simpática, “La tesis de Nancy”, de Ramón J. Sender, acerca de la forma de entender el “andalú” por Nancy, una americanita de Pennsylvania que viene a Sevilla a preparar la tesis que complete sus estudios de español. Los diálogos con el gitano Curro, su novio sevillano, los juegos con el doble sentido de las frases y las palabras son la gracia de la novela, porque ahí están las claves -y los chistes- que indican el nivel de comprensión y dominio de un idioma o dialecto.
Las claves amarillas de un macho jovencito de Sympetrum fonscolombii
Tal vez, en lugar de “no ni ná”, alguien respondiera con un “no, qué va”, que en eso de “ir” recuerda un poco aquello de “andar”, que viene a ser parecido, aunque la mente anglosajona de aquella Nancy podría entender cualquier cosa sorprendente, malinterpretando alguna de las 38 interpretaciones o acepciones de “ir” o las 27 de “venir” que da la RAE, en sus modos activos o reflexivos, claro…
La librea roja de un macho adulto de Sympetrum striolatum
Quizás con un “No pocos” pudiera entenderse que “SÍ hay insectos en otoño” pero, entonces, ¿Qué sentido tiene decir el “no ni ná”? Pues mire usté, no es fácil de explicar, pero se dice por ahí lo que yo, más o menos, interpreto por aquí: en el origen y gestación de la triple negación, se quería decir algo así como “NO es cierto lo que usté dice, NI se parece en NÁ a lo que pasa”, o sea, que “sí hay insectos, y no pocos, sino muchos”. Yo he puesto aquí una muestra de odonatos, de los que vi cinco especies el pasado lunes 14 de Octubre de 2013, aunque no todas se dejaron fotografiar por este fotógrafo, ni mucho menos los otros bishos que vi, mas chiquititos e inquietos que los que en esta entrada aparecen.
El final de un bishoverde, engullido por una hembra de Sympetrum striolatum
Las Sympetrum striolatum (Charpentier, 1840), adolescentes y veteranas, hembras y machos eran las más abundantes y fotogénicas, pero también había mariposillas, coleópteros, dípteros, hemípteros… en fin, que de insectos, NO NI NÁ, y espero que ustedes lo entiendan.