Sorpresas y paisajes

Fotografías de lo que veo por esos campos…

Archive for septiembre 2011

Desprotegidas

Posted by Pele Camacho en 27 septiembre, 2011

Si era de lamentar el estatus de «Amenazada» de la Gompus graslinii de la entrada anterior, con la  Gomphus pulchellus (Selys, 1840)  de ésta podemos desconfiar de su estatus de “Desprotegida”, o de “No protegida”, que es la denominación oficial. Como parece que no es excesivamente exigente con el medioambiente, de momento, sin que se le haga mucho caso, pero sin problemas, sobrevive en casi cualquier medio acuático estancado o con poca corriente, donde suelen hacer puestas de las que surgen en pocas semanas las larvas que tardarán dos o tres años en ir pasando por una sucesión de hasta 16 ecdisis –mudas de cutícula– hasta llegar a la eclosión final de esta bella libélula, pues así debió verla el entomólogo que la describió por primera vez, al parecer, James Frances Stephens (1792-1852), empleando para ella la palabra latina “pulchellus”, con el significado de bella, bonita, agradable a la vista…

Vista dorsal de una bella hembra de  Gomphus pulchellus

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En España, entre la escasa y delicada graslinii y la “todoterreno” pulchellus de amplia distribución, está la Gomphus simillimus (Selys, 1840), a la que no tengo el gusto de conocer, después de intentarlo varias veces en compañía de mi amigo Arturo, un experto en esta panda de bellezas de enormes ojos verdeazulados. La condición de “vulnerable”, VU, de la simillimus la ubica cerca de la graslinii, en espacios y libros rojos.  Como característica más distintiva de todos los Gomphus o gónfidos está la gran separación entre sus enormes ojos compuestos, destacando ese detalle en el suborden de anisópteros al que pertenecen, pues las demás libélulas tienen los ojos juntos o muy próximos.

Vista lateral de otra Gomphus pulchellus, mostrando sus tres ocelos en línea con sus dos ojazos

El belga Barón Edmond de Selys Longchamp (1813-1900) fue, quizás, el primer gran especialista mundial en libélulas, sobre las que publicó su Monographie des Libellulidées d’Europe (1840), seguida de Synopsis des Gomphines (1854)  y Monographie des Gomphines (1857), así que no cabe duda de su experiencia en el género Gomphus y su merecido reconocimiento al asociar su nombre al de muchas otras libélulas, además de la pulchellus, a la que él describió en su primer libro como Gomphus pulchellus (Stephens).

Selys fue un hombre polivalente: científico, entomólogo, ornitólogo y hasta político, pues llegó a ser presidente del Senado belga de 1880 a 1884.  Llegó a tener una gran colección de insectos, a la que fue incorporando las que previamente habían hecho otros famosos entomólogos como Rambur, cuyo nombre va asociado con la amenazada graslinii.  Es curioso que al describir Rambur a la Gomphus pulchellus (Selys), en la página 160 de su libro “Histoire naturelle des insectes” (1840),  hace referencia a ejemplares que ha visto de ella en una colección de Fonscolombe, otro famoso odonatólogo, al tiempo que comenta no haberlos visto en la colección de  Selys.  Viendo que tanto el libro de Selys como el de Rambur fueron publicados en 1840, no sería extraño que entre ellos hubiera algún “pique” de esos tan habituales entre colegas del mundo científico, disputándose el mérito de haber llegado antes a un descubrimiento de algo… pero esas serían otras historias.

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Amenazadas

Posted by Pele Camacho en 19 septiembre, 2011

Entre tantas especies amenazadas como hay en el mundo, las libélulas también tienen su «cuota de riesgos»: en España, por ejemplo, hay siete especies incluidas en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (CNEA)BOE del 23 de Febrero de 2011– y cuatro de ellas están, también, dentro de los dos primeros grupos definidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) que, en sus ediciones del Libro Rojo de los Invertebrados de España y del Libro Rojo de los Invertebrados de Andalucía mencionan aquellas especies «en peligro crítico» (CR), «en peligro» (EN) y «vulnerables» (VU).

En España, las especies amenazadas estaban ya protegidas por la Ley 4/1989, de 27 de marzo, de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres, modificada por la Ley 41/1997, de 5 de Noviembre.  Ambas leyes fueron actualizadas por la reciente Ley 42/2007, de 13 de Diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.

La especie Gomphus graslinii (Rambur, 1842), desgraciadamente, figura en el CNEA con la categoría IE, “De interés especial”,  y en las fichas de los Libros Rojos de la UICN se la incluye en la categoría EN.

Macho de Gomphus graslinii, en su ambiente verde de arroyos suaves

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La primera vez que vi a un Gomphus graslinii solo me dejó hacerle una foto, aquella que subí en la entrada que titulé “Los Gomphus”; más tarde, al leer lo que encontré sobre ella y sus problemas de supervivencia, aprendí algo de los impactos que afectan a muchas especies amenazadas por la contaminación, la degradación, la pérdida del hábitat y hasta por la llegada de nuevas especies que, de alguna manera, alteran la ecología y el estrecho margen medioambiental que algunas especies requieren para su desarrollo y mantenimiento. En el origen de todos los problemas está la acción del hombre en la naturaleza, provocando cambios a los que muchas especies no consiguen adaptarse. Lamentablemente, los impactos continúan y las acciones de gobiernos y entidades supranacionales siguen sin atender como deberían a los intereses de las futuras generaciones: prevalecen los intereses de las multinacionales y la laxitud, el «todo vale», de la política o la  “ciencia sin conciencia” en aras de un progreso irresponsable o sin ética.

Macho de Gompus graslinii, buscando algo para desayunar

Este año, en compañía de mi amigo Arturo, un experto en libélulas, volví a ver algunos ejemplares de Gomphus graslinii: un placer verlos volar cuando se sabe de sus problemas y de su escasa presencia por requerir una calidad mediombiental que es maltratada por los homosapiens… y un placer, también, ver el paisaje, el entorno que las Gomphus graslinii eligen para vivir, porque coincido con ellas en su preferencia por esos sitios. Es cierto que, al amparo de las citadas Leyes, algunos gobiernos regionales han protegido ciertas áreas, pero no es menos cierto que la falta de educación medioambiental, los intereses de diversa índole donde la prioridad por preservar el entorno es mínima, y hasta las crisis, mantienen o agravan los problemas que ya había.

Macho de Gomphus graslinii, descansando en la ribera de un arroyo

Si en aquella entrada que he citado comenté de qué iba el nombre del género “Gomphus”, en ésta procede hacerlo con el nombre de la especie graslinii, el que decidió Jules Pierre Rambur  (1801-1870), un famoso entomólogo francés que, después de un azaroso viaje de dos años por una Andalucía salpicada de bandoleros, publicó en 1837 y 1840 dos libros sobre “Faune entomologique de l’Andalousie”, y dos años más tarde, en 1842, publicó el libro “Histoire naturelle des Insectes – Néuroptères”, donde con el encanto y sencillez de los tratados entomológicos de la época -cuando los Odonatos aún eran Neurópteros- en las páginas 158 y 159, Rambur describe a la Gomphus graslinii que denominó así en honor de su amigo Adolphe de Graslin (1802-1882), un famoso “lepidopterólogo” que, además de acompañarle en su viaje y percances por Andalucía, descubrió la libélula en el bosque de Bercé, cerca de Château-du-Loir, una pequeña villa en el valle del Loira.

Sea esta entrada, pues, en honor de ambos entomólogos y de todos aquellos que promueven el interés y la defensa del Patrimonio Natural y la Biodiversidad.

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La bella Pandora

Posted by Pele Camacho en 12 septiembre, 2011

El destino era Pandora…”, con esa frase en off se dice a donde iba la impresionante nave espacial del comienzo de “Avatar”, la película ganadora de tres oscars en 2010… pero  ¿qué o quién era Pandora?.  Pandora es un personaje mítico de uno de los muchos mitos cuya influencia perdura en ciencias, artes y religiones desde hace casi 30 siglos; Pandora y su caja son parte del mito de Prometeo, el creador de la humanidad, el que se burló de Zeus y al que éste se la juró, como describe Robert Graves en su libro “Los mitos griegos”(*):

“…ordenando a Hefesto que hiciera una mujer de arcilla, a los cuatro Vientos que le insuflaran vida y a todas las diosas del Olimpo que adornaran a esta mujer, Pandora , la más bella jamás creada,… y así preparó Zeus un regalo envenenado, pues hizo a Pandora  “tan tonta, malévola y perezosa como bella, la primera de una larga casta de mujeres como ella…, que abrió una caja que debía permanecer cerrada, según había advertido Prometeo, por contener todos los Males que podían infestar a la humanidad, como la Vejez, la Fatiga, la Enfermedad, la Locura, el Vicio y la Pasión, que al verse libres atacaron a la raza de los mortales”.  Pero la Esperanza engañosa, un pequeño bishoverde, «se quedó en la caja de Pandora y disuadió con sus mentiras a los mortales, evitando que cometieran un suicidio general…”

Siglos más tarde surgió el relato bíblico en el que una mujer única y, por tanto, de incomparable belleza, pero algo tonta -pues se dejó engañar por una serpiente malévola- arrastró a la humanidad a sufrimientos y males imperdonables, todo por comer unas manzanas prohibidas, algo de lo que había sido oportunamente advertida…

Bella hembra de Argynnis pandora, mostrando sus verdes encantos

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En el ámbito de los lepidópteros, la Argynnis pandora (Denis & Schiffermüller, 1775), es una bella ninfálida, hermosa y vistosa con sus cuatro patitas, que vuela de Julio a Septiembre, libando nerviosa en las inflorescencias de los cardos hasta que las primeras tormentas anuncian el otoño.

Macho de Argynnis pandora, no muy distinguible de sus compañeras

La belleza de la criatura se resalta de forma mítica, tanto en el nombre de la especie como en el del género: el origen de Argynnis se remonta a un erómeno, es decir, un bello adolescente llamado Argynnus, del que Agamenón, uno de los famosos de la guerra de Troya, se enamoró al verlo bañarse en un río donde nadaba y nadaba, hasta que terminó ahogándose después de tanto nadar. Agamenón erigió en su recuerdo un templo a Afrodita, diosa del amor, la belleza y otras cosas, templo que fue llamado de Afrodita Argynnis.

Macho de Argynnis pandora, mostrando unas abultadas líneas de androconias

Hembras y machos de Argynnis pandora no presentan coloraciones muy diferentes, pero sí se aprecian claramente en los anversos de las alas de los machos las androconias, unas escamas alares con células glandulares segregadoras de las feromonas utilizadas por los machos de lepidópteros durante el cortejo. En la Argynnis pandora aparecen como un par de líneas casi paralelas, con mechones o abultamientos, casi en el centro de cada una de las alas delanteras.

(*) Robert Graves, “Los mitos griegos”,  Vol. 1,  Cap. 39,  Alianza Editorial, 2ª ed, Madrid, 1986

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Rey moro

Posted by Pele Camacho en 6 septiembre, 2011

En el reino animal hay muchos reyes y reinas; unos son «Reales», o sea, de verdad, y otros son inventados que, en realidad,  de «realeza» solo tienen el nombre. Como ejemplos, en la última entrada presenté una mari a la que algunos llaman reina de España, y aquí va otra a la que otros llaman rey moro sin estar claro en honor de qué Real personaje la llamaron así, porque reyes o reyezuelos moros hubo muchos, sobre todo con aquello de los reinos de taifas, parecidos a las autonomías, pero a lo bestia, pues todas las taifas tenían reyezuelos.

     Rey moro macho, con tonos pardo-oscuros y banda clara, sobre roca con líquen soleado

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Si hubo su aquel con los nombres de la mari reina de la España mariposil, con los del rey moro pasa lo mismo o más, aunque este nombre vernáculo, al parecer, es de origen y extensión pura y exclusivamente hispana, porque esa denominación no se usa ni traducida en los países de nuestro entorno, quizás, porque en ellos fue escasa o nula la influencia de la cultura árabe que afectó a la antigua Hispania durante ocho siglos y dejó en la nueva España muchas palabras y recuerdos.

En realidad, el nombre actual del rey moro es Brintesia circe (Fabricius, 1775), una mariposa de tamaño grande, por encima de la media, que suele volar en Julio-Agosto cuando más calor hace, descansando en la sombrita de algún árbol después de revolotear sobre los matorrales donde las hembras dejan caer los huevos fecundados mientras vuelan, de forma que la oviposición recuerda un bombardeo aéreo. Las peculiares hembras del rey moro suelen estridular, es decir, producir un sonido audible frotando las alas que hacen vibrar cuando se les acerca algún macho y ellas no están receptivas por estar ya fecundadas; a la estridulación siguen empujones con sus patas mesotorácicas, como “dándole patadas” al macho insistente, según se ha observado en estudios científicos de tal fenómeno. Por lo demás, la diferencia entre machos y hembras es más bien poca, muy difícil de distinguir en el campo y no muy fácil de adivinar en las fotografías que se dejan hacer, raramente con las alas abiertas que dejan ver una ancha banda blanca sobre un fondo casi negro, de donde viene el nombre vernáculo más internacional: Great banded grayling.

Hembra de rey moro, algo más clara que los machos y con colores menos contrastados

Con los nombres científicos de la Brintesia circe ha habido un buen baile: sus primeros nombres fueron Aulocera circe (Fabricius, 1775) y Brintesia proserpina (Denis and Schiffermüller, 1775), renombrado el género como Kanetisa (Moore 1893) y de nuevo redefinido como Brintesia (Fruhstorfer, 1911); en cualquier caso, siempre han sido géneros monoespecíficos, porque la criatura debe tener detalles que la diferencian del resto de la familia Satyridae, donde siempre estuvo hasta que pasó a integrarse como subfamilia Satyrinae en la gran familia Nymphalidae, o sea, que actualmente la subfamilia de los «sátiros» es parte de la gran familia de las “ninfas”… , no obstante, en libros tan modernos como el Tolman,  «Guía de mariposas de España y Europa«, editada en 2002,  se sigue usando Kanetisa, aunque los orígenes de todos los nombres de géneros por los que ha pasado la especie están igual de oscuros. Como ninfálidos que son, se puede observar en estas fotos que los reyes moros parecen ir  a cuatro patas, pues el par delantero que les corresponde como insectos o hexápodos lo tienen atrofiado, siendo las patas delanteras que muestran las mesotorácicas utilizadas por las hembras para alejar machos muy “sátiros”.

Sin embargo, parece que el nombre de la especie siempre fue en honor de la bella maga Circe, salvo el citado sinónimo específico de Proserpina, nombre latino de la griega Perséfone, reina del inframundo a donde fue llevada por Hades o Plutón, el dios mitológico de lo subterráneo en esas fascinantes historias del Olimpo…

   Macho de rey moro, posando al sol sobre otros líquenes

Circe, diosa menor, hechicera de argonautas, pintores y escultores, fue quien engatusó a Odiseo cuando volvía a su reino de Ítaca, mientras la reina consorte Penélope tejía y destejía para mantener a raya a los moscones que la acosaban creyendo que Ulises estaba muerto… y no estaba muerto, que no, que estaba con Circe, con la que tuvo tres hijos. Un mito fabuloso, una odisea fantástica, de película, vamos…

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Reina de España

Posted by Pele Camacho en 1 septiembre, 2011

De la Issoria lathonia (Linnaeus, 1758) casi todo en sus nombres es raro y misterioso: Issoria es un nombre de género desgajado del género Argynnis(*) en el que estuvo integrada durante mucho tiempo…  ¿Por qué se separó esta especie de las otras que quedaron dentro del género Argynnis?…  pues no lo sé, pero lo cierto es que en algunas publicaciones se dice que Issoria y Argynnis son equivalentes, escribiendo Issoria (Argynnis), quizás, porque el género Issoria es monoespecífico a nivel europeo y, según alguna referencia no muy conocida, solo hay otras tres Issorias en las profundidades del África tropical.

 Vista dorsal de Issoria lathonia (Linnaeus, 1758), con sus muchos lunares iguales

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Lo de Issoria parece que viene a significar algo como “muchos iguales”, tal vez por los abundantes lunares negros casi idénticos que se aprecian en el anverso de sus alas, y digo eso tras un esfuerzo de mi imaginación para encontrarle sentido al sintagma.  En cuanto al nombre específico, lathonia parece que fue un oscuro personaje mitológico del que ha quedado poca memoria en nuestra cultura moderna.

Suele posar con sus alas abiertas «de par en par», casi perfectamente alineadas en un plano mostrando la vista dorsal o de los anversos de sus alas, pero cuando se «distrae» o se concentra en algo importante para ella, como libar en los pocos cardos que todavía hay abiertos en el mes de Julio, entonces deja ver lo más sorprendente y brillante de ella: las manchas plateadas de sus reversos…

Entusiasmada con el chupeteo en los cardos de Julio, casi deja ver sus reversos

Más curioso es aún el nombre vernáculo que algunos le dan: los angloparlantes la llaman Queen of Spain Fritillary e incluso el famoso libro de Mr. Tolman -“Guía de las mariposas de España y Europa”- la llama Sofía, tal vez por abreviar, pero con error, digo yo… porque, indudablemente, la mariposa revoloteaba por aquí en tiempos muy anteriores a la llegada de S.A.R. Doña Sofía de Grecia, y por tanto, si se acepta lo de Reina debería referirse a alguna Isabel, María de las Mercedes, Victoria Eugenia… o yo qué sé cuál de sus majestades de tiempos pretéritos, a menos que se la deje, simplemente y sin más nombre, como reina dentro del reino de las maris de España…

 ¡Por fin! Con su ansia libadora, casi me dejó mirarme en los brillantes  espejos de sus reversos

Desde luego la criatura es bella  como una reina de esas que se eligen en los carnavales y festivales de misses; el hechizo de las enormes manchas plateadas del reverso de sus alas es casi único en el mundo mariposil,  pero de eso a llamarla “reina”… raro, raro, porque en España tenemos varias maris con tanto derecho como la Issoria lathonia a merecer ese apelativo. Todo puede ser por la remota tradición monárquica de los súbditos de su graciosa majestad de la Gran Bretaña, que realzaron el nombre y la gracia de la Issoria, tal vez, deslumbrados por los reflejos de sus escamas especulares que apenas se ven por el Reino Unido, mientras revolotean con relativa abundancia por zarzas y cardos de España. Más de un país de Europa la incluye en su respectivo Libro rojo de especies vulnerables, pero por el PN de Despeñaperros, cerca de Santa Elena  (Jaén), donde estaban las de estas fotos, suelen verse desde Junio hasta Agosto, hasta que se agostan las últimas flores de los cardos.

 Fritillaria lusitánica, una joyita primaveral en el PN Montes de Málaga

En cuanto a lo de Fritillary o Fritillaria, pues es otro nombre con una justificación muy forzada y orígenes remotos:  las mariposas de la familia Nymphalidae  –las mariposas que con solo cuatro patas visibles siguen siendo miembros de la clase Insectos o hexápodos se agrupan en subfamilias y tribus -como la Arginnini– donde están las Fritillaries, mariposas grandotas, anaranjadas y con lunares múltiples, pero… ¿Qué le recuerdan a usted tantos lunares casi iguales y próximos? Al que usó por primera vez lo de “fritillary” –tal vez, antes en Botánica que en Entomología-  le recordó la vista de un cubilete, mostrando un buen número de “puntos” negros igualitos en sus cinco dados… y a esos cubiletes, según dicen, en tiempos remotos los latinos los llamaron “fritillus”… pero eso ya son otras historias.

(*) Argynnis es uno de los sobrenombres que se dieron a la diosa Afrodita o Venus, paradigma de la belleza y sensualidad entre los personajes mitológicos, un nombre que encaja bien con la belleza y sensualidad de esas reinas de los campos de Julio.

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