Sorpresas y paisajes

Fotografías de lo que veo por esos campos…

Archive for junio 2014

Como Marcial

Posted by Pele Camacho en 29 junio, 2014

Una cosa es que me gusten los pasodobles toreros y otra sería que me gustara el espectáculo taurino que, respetando el gusto de los que sepan apreciarlo, solo me gusta en sus comienzos, cuando lo único rojo son los colores de los capotes; después me resulta difícil soportar la mezcla de sentimientos con otros rojos. Y así las cosas, al cuento de lo que va esta entrada, la letra de uno de los pasodobles más populares y escuchados en tardes de toros empieza así:

Voy a los toros

porque esta tarde Marcial torea,

que es el más grande…

 

Pues como Marcial, el maestro Marcial Lalanda, el más grande, los Anax imperator (Leach, 1815)  son los odonatos más grandes de por aquí, con alas y cuerpos de unos 8 cm. de longitud, de lo más largo que se ve en el orden Odonata y en la clase Insecta. A veces, cuando me encuentro con ellos me traen recuerdos de momentos musicales inolvidables, con personas que siempre recordaré, porque con bandurria, guitarra y voces, me enseñaron el estribillo del pasodoble que repite:

Marcial, eres el más grande…

rítmico y marchoso, pegadizo y hasta “marcial”, forzando la acepción del adjetivo e imaginando el paseillo de las cuadrillas.

IMGP8197_1200_983KNEl encuentro más frecuente con los Anax imperator

(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)

El vuelo de los Anax imperator, por su envergadura y filigranas, es un espectáculo de acrobacia y maestría difícil de explicar: rápido, con quiebros bruscos o paradas imprevisibles y “reprises” sorprendentes, de duraciones inimaginables y desesperantes para el fotógrafo que desea llevarse el recuerdo de esos ases del vuelo acrobático. No es fácil apuntar, enfocar y disparar con resultados fotográficos medianamente presentables, pero algunas veces hay suertecilla y se quedan medio parados en el aire, décimas de segundo, y si estabas preparado y esperando, algo queda para recordar.

IMGP4527_1200_974KNOjos claros, serenos… en un descanso cercano

Pero también descansan, algunas veces en un sitio cercano y accesible al que intenta llegar el fotógrafo sin dejar de mirarlos, echando los pies a ciegas, tropezando con pedruscos y agujeros hasta llegar a ellos con el máximo sigilo que el entorno permite, para empezar a disparar 10, 20, 30 fotos… las que nos deje hacerle, desde un ángulo, desde otro que parece mejor, hasta que se cansa de descansar y se va. Se acabó la suerte y la sesión de fotos, quizás hasta el año que viene y, mientras tanto, ¿qué es de ellos y ellas?

IMGP8044_1200_1212KNPuesta de una hembra de Anax imperator: el posible comienzo de una vida

A los Anax imperator les cabe el honor de haber sido objeto de amplio estudio, por ejemplo, la publicación “The Life-History of the Emperor Dragonfly Anax Imperator”, de Philip S. Corbet, una autoridad en odonatos, con publicaciones de referencia mundial, como “Dragonflies: Behavior and Ecology of Odonata” y “A Biology of  Dragonflies”, donde también dedica muchas páginas al emperador de las libélulas. Sus vidas empiezan con una puesta de huevos en medio acuático, donde estarán hasta dos años como ninfas devoradoras de bichejos, cambiando varias veces de cutícula en procesos de muda o ecdisis, hasta que la naturaleza les pide la emergencia necesaria para salir al medio aéreo.

IMGP7572_1200_876KN Una exuvia de Anax imperator: donde terminó una vida acuática y empezó otra aérea

Como recuerdo de la vida acuática, en alguna parte queda “el último traje”, la exuvia vacía de la que salió la libélula en algún amanecer, para estar apenas un par de horas estirando sus alas, como “calentando motores”, para iniciar sus impresionantes vuelos que pueden durar hasta poco más de dos meses, una corta vida aérea si se compara con la que tuvieron en la charca donde su madre hizo la puesta.

IMGP5521_1200_1139KNEl final de una hembra de Anax imperator

En los estudios de Philip Corbet se dice que los Anax imperator tienen escasos predadores; sus vidas terminan muchas veces por hambre, por no poder alimentarse en condiciones atmosféricas adversas que no les permitan cazar las presas que necesitan para subsistir, o en las luchas que tienen entre ellos, casi siempre relacionadas con los “enganches” de sus procesos reproductivos, por ejemplo, cayendo al agua de donde salieron y de la que les resulta muy difícil escapar cuando son adultos: cuatro alas grandes y un cuerpo en proporción requieren mucho esfuerzo para despegarse de la tensión superficial del líquido que les retiene. De adultos vuelan de manera maravillosa, pero de nadar, nada de nada…

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Tres cosas de Inés

Posted by Pele Camacho en 4 junio, 2014

Tres cosas me tienen preso
de amores el corazón,
la bella Inés, el jamón,
y berenjenas con queso.    

                                                                                                        (Baltasar de Alcazar,  1530- 1606)

IMGP1251_1200_1155KNLa primera: el reverso de una Melanargia ines  que parece mirar con ocelos acaramelados

(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)

 

Mis recuerdos de aquella Inés de Baltasar de Alcázar (1530-1606) se refrescan algunas veces cuando veo alguna Ines como esta Melanargia ines (Hoffmannsegg, 1804) revoloteando por esos campos.  Los versos donde aparece Inés me suelen transmitir una sensación de la felicidad y buen vivir que, posiblemente, disfrutó don Baltasar en buena parte de sus 76 años de vida, muy por encima de la media de aquellos tiempos del siglo XVI.  A lo que parece, debió ser un buen “triperas”, una persona aficionada al buen yantar que -imagino yo- compartió con la Inés de sus versos

…pero cenemos, Inés,
si te parece, primero.

La mesa tenemos puesta,
lo que se ha de cenar junto,
las tazas del vino a punto:
falta comenzar la fiesta

El corazón me revienta
de placer; no sé de ti.
¿Cómo te va? Yo, por mí,
sospecho que estás contenta…

 porque los placeres suelen ser mayores cuando son compartidos, aunque no sé si Inés fue esposa, compañera, hermana…  o una Dulcinea gastronómica a la que recurría en muchas de sus poesías, como en aquella de la famosa “cena jocosa”.

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La segunda: el anverso “medioluto” de una Melanargia ines descansando sobre una roca de sílice

La Melanargia ines es una mariposa que revolotea por buena parte de la península ibérica y parte del Magreb. Es bastante inquieta, con un vuelo que parece inagotable, aunque si se la observa durante un tiempo se ve que suele repetir posadero y permitir que el fotógrafo le haga algún retrato, por usar como referencia otros versos de don Baltasar:

Mostróme Inés, por retrato
de su belleza los pies;
yo la dije: –Eso es, Inés,
buscar cinco pies al gato.
Rióse, y como eran bellos,
y ella por extremo bella,
arremetí por cogella,
y escapóseme por ellos   (“Salir por pies”)

Sin embargo, las sesiones fotográficas con la Melanargia ines suelen terminar pronto porque la protagonista, como es lógico,  suele escaparse “por alas” cuando el fotógrafo “arremete por cogella”.

IMGP5989_1200_913KNLa tercera:  «medioluto» sobre la cromática sensualidad de una Scabiosa atropurpurea

 

Y en fin, para terminar esta entrada, como hizo don Baltasar,  llamo de nuevo a Inés…

Ya que, Inés, hemos cenado
tan bien y con tanto gusto,
parece que será justo
volver al cuento pasado.

De la “ines” con alas  -y sin acento- ya comenté algo en un cuento pasado que titulé “Melanargias mediterráneas… (picar para ver)» en el que, mirando hacia atrás con gusto, veo que salieron matices gastronómicos, quizás, por influencia de los versos de don Baltasar, sevillano de nacimiento y –diría yo- de sentimientos.  Sin embargo, el nombre de la alada tiene origen granadino, pues allí la vio el entomólogo Herr Hoffmannsegg que, influenciado por otra Inés que le acompañaba, inmortalizó su nombre en esta criatura.

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