Parece que todos los bichos cuyos nombres acaban en “ptero” deberían tener alas, por llevar ese sufijo derivado del griego πτερον -“pteron”- que significaba “ala”. Pero el sentido figurado de los idiomas pasa por encima de esa idea formal y, a veces, encontramos vocablos como el título de esta entrada, que el diccionario web de la RAE define con acepción única y así de clara:
Chupóptero m. coloq. Persona que, sin prestar servicios efectivos, percibe uno o más sueldos.
con etimología de origen coloquial, probablemente, al asociar frases o expresiones de tiempos pasados, que también la RAE recoge:
chupar del bote 1. loc. verb. coloq. Sacar indebidamente provecho material de un cargo, una situación, etc.
pájaro de cuenta 1. m. coloq. Hombre a quien por sus condiciones hay que tratar con cautela.
pajarraco 2. m. coloq. Hombre disimulado y astuto.
Estas dos últimas expresiones coloquiales son, quizás, las que han puesto “alas figuradas” a los chupópteros.
En el contexto económico actual, nuestros socios europeos del norte -que tanto están “ayudando” en la crisis- han recomendado -exigido- que España haga 32 cosas -mandamientos- que suponen, en parte, una “reforma de la administración” pero, de momento, los “expertos” celtibéricos que hablan con tales socios entendieron que la reforma suponía “suspender una paga extraordinaria de los funcionarios”.
Yo supongo, también, que “los socios” y «los mercados» -que son los mismos- quieren algo más profundo y duradero, algo relacionado a la reducción de chupópteros celtibéricos, mayormente enchufados y enchufadas con carnés de partidos que, como dice la RAE, “sin prestar servicios efectivos… sacan provecho de un cargo”, pues muchos y muchas solo están de comparsa socialmente inútil, para aplaudir o abuchear sin riesgo ni responsabilidad, porque para eso les pusieron en algunas listas o cargos públicos prescindibles por su mínima utilidad, pero con “uno o más sueldos”. Eso dicen los académicos de la RAE, que saben bastante de la vida celtíbérica y de los coloquios de la gente. Pero como los “expertos” son tan listos y astutos, ellos sabrán por qué están haciendo lo que hacen, deshacen y dejan de hacer… ¿o no?
En entradas recientes comenté sobre “Picotazos y mordiscos” de bichos “Fementidos y taimados” que aguardan a víctimas inocentes para morderles, picarles o chuparles sus humores vitales. En la naturaleza hay muchos bishos chupadores cuya vida depende de lo que chupen de otros y, así, el nombre de algunos de ellos, como garrapatas o sanguijuelas chupa-sangres, se aplica como calificativo a personas que se aprovechan, que chupan o chulean el conocimiento, el esfuerzo, el trabajo de sus semejantes. Pero, dejando aparte tales bichos asquerosos y comportamientos rufianescos, podemos ver en la naturaleza a otros bishos que también chupan todo lo que pillan.
Un asílido rubio, al acecho de algún bichejo inocente al que chupar las entrañas
(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)
Un paradigma entre los insectos chupadores es la familia de los asílidos, la muy numerosa familia asilidae dentro del orden Diptera, o de los dípteros. Los angloparlantes las llaman “robber flies”, que viene a significar “mosca ladrona o atracadora”. Son difíciles de identificar con precisión, pues hay más de 7.000 especies con sutiles diferencias entre ellas y muchos detalles de mal aspecto similar: son bishos peludos, de unos 15-20 mm de longitud, a los que suele verse con alguna víctima de su instinto predador.
Un pequeño coleóptero, Heliotarus ruficollis, víctima facilona de vuelo lento.
Los asílidos no parecen ser muy exigentes para alimentarse: tienen una trompa o probóscide dura, capaz de atravesar los exoesqueletos de muchos insectos, o que saben buscar sus intersticios para inocularles una ponzoña muy activa que no solo los paraliza rápidamente, sino que además disuelve sus entresijos al descomponer las células por procesos enzimáticos similares a procesos digestivos externos. Dicen que no atacan a los homosapiens, pero no sé qué pasaría si lo hicieran. Supongo que habrá habido algún intento científico para saberlo y que, tal vez, los resultados no eran éticamente publicables. No he encontrado nada de ese tema y me extraña.
Un asilido negruzco, después de trincar a un pequeño díptero.
Sus largas patas erizadas de espinas les confieren una gran capacidad para agarrar a sus presas al vuelo y colocarlas a modo fácil de sus apéndices “picadores-chupadores”. El proceso posterior de absorción de los entresijos de las víctimas suele ser más lento y, para ello, son capaces de volar con sus víctimas agarradas hasta un lugar tranquilo, libre de fotógrafos inoportunos…
Una mosca trincada, picada y succionada por un peludo personaje de tétrico aspecto
En fin, que hay chupadores y chupópteros, que no son lo mismo ni actúan de igual manera: unos tienen alas y cazan al vuelo; otros son “pájaros de altos vuelos”, pero sin alas; los primeros atacan a sus semejantes y los “liquidan” interiormente y en sentido fatal, dejando sus exoesqueletos medio huecos; los segundos atacan a sus congéneres de forma más sutil, con engaños y propagandas plagadas de sonrisas, pero luego les ahuecan el bolsillo, amargando la existencia de sus víctimas y de su entorno…