Sorpresas y paisajes

Fotografías de lo que veo por esos campos…

Angelitos negros

Posted by Pele Camacho en 21 septiembre, 2014

… Pintor de santos de alcoba 

siempre que pintas iglesias

pintas angelitos bellos

pero nunca te acordaste

de pintar un ángel negro

                                                        (De “Angelitos negros”,  Antonio Machin, 1903-1977)

En el tema de los ángeles hay algo de confusión. Parece que hubo «angeólogos» que estudiaron «la naturaleza y ordenación de los ángeles», pero no dejaron claro el aspecto o los colores de los ¿nueve? órdenes, grados o coros angélicos; de ahí, posiblemente, la polémica entre artistas del pincel y de la música. Entre los órdenes angélicos, los angeólogos establecieron que los máximos niveles jerárquicos corresponden a querubines y serafines, que yo imaginaba rubitos y pequeñines -no sé por qué, quizás por la rima- , mientras que los niveles más bajos eran los de ángeles y arcángeles, que en ciertas representaciones son suficientemente corpulentos como para blandir espadas e imponer su autoridad angelical a los humanos o a otros ángeles malos  -también llamados “ángeles caídos”- que algunos artistas representan en color negro o rojo y, a veces, con alas de murciélago, cuernos, tridente y cola acabada en punta de flecha, de donde, quizás, sale ese dicho de “cuando el demonio no tiene nada que hacer mata moscas con el rabo” …y como mis conocimientos de Angeología son, prácticamente, nulos, dejo aquí  esta introducción al título de esta entrada.

IMGP1956_1200_1007KNEl Orthetrum trinacria, casi negro, se dejó caer como un ángel exterminador y devoró la mosca en apenas un minuto

En algunas épocas y culturas, también las libélulas han soportado el estigma de animales malignos o demoníacos y, aunque parezcan creencias superadas, algunos restos de ellas deben quedar en los subsconscientes, si no ¿por qué se me ha ocurrido este título?…quizás porque tienen alas y porque algunas especies son negras o casi…y, tal vez, porque tienen un vuelo “diabólico”, en su sentido o acepción figurada de complejo, difícil, inimitable…mezclado con el concepto más estricto y relativo al “diablo”, el ángel caído y negro por excelencia, «achuscarrado» de estar en los infiernos por maligno… aunque ya no sé, tampoco, si esa idea del maligno terrorífico es aún mantenida por los herederos de aquellos que la crearon.

IMGP1467_1200_1131KNNegro por excelencia, un macho de Diplacodes lefebvrei, el angelito más negro de todos, en su medio preferido de hierbas acuáticas

Las Diplacodes lefebvrei (Rambur, 1842) son pequeñitas, unos 25 mm. de longitud y “negras como un zapato”, expresión cuyo origen desconozco.  El nombre genérico Diplacodes significa “con dos láminas”, en referencia a la forma de sus apéndices genitales, difícilmente apreciables en las fotos que se dejan hacer en vivo y en directo, porque parece que tuvieran sobredimensionado su aparato volador en relación al peso y dimensiones del cuerpo: su vuelo es rápido, imprevisible y, aparentemente, inagotable, como si fueran incapaces de permanecer quietas durante unos pocos segundos; me refiero a los machos, porque de las hembras apenas puedo decir que creo haber visto un par de ellas, aunque de lejos. El nombre específico “lefebvrei” es en honor del entomólogo francés Alexander Lefebvre (1797-1868).

IMGP1980_1200_1037KNDiplacodes lefebvrei jovencito, con restos de colores recentales

Otros «angelitos negros» son los machos adultos de Selysiothemis nigra (Vander Linden, 1825), pertenecientes a un género monoespecífico nombrado en honor del barón Edmond Selys de Longchamp (1813-1900), entomólogo belga que desarrolló una enorme actividad en el orden de Odonatos. El nombre especifico, nigra, justifica por sí solo parte del título de esta entrada. Es una especie atípica, al menos, en su distribución geográfica, pues está ausente en zonas próximas de características, supuestamente, muy similares a las de aquellas zonas donde se las suele ver. También cabe decir que, aparentemente, desaparece de algunas zonas por periodos de decenas de años, sin que haya hechos o circunstancias que pudieran explicar el fenómeno.

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 La hermosa cabezota, los ojazos, de un macho adulto de Selysiothemis nigra

Parecidas, de lejos, a las Diplacodes lefebvrei, las Selysiothemis son también pequeñitas, entre 25 y 30 mm. pero tienen una característica particular: su gran cabezota, es decir, sus enormes ojos de un color granate oscuro, muy grandes en relación a su delgado cuerpo de un color azul oscuro por efecto de la pruína que suele recubrirlos, que en las hembras se queda en unos tonos pardos que solo se aprecian en días de mucha suerte fotográfica.

IMGP1851_1200_742KNMacho de Selysiothemis nigra, sobre un brote de adelfa Nerium oleander, un arbusto maligno por su toxicidad

Para terminar con algo relacionado al inicio de esta entrada, citaré un episodio que presencié, personalmente, en una pescadería  de un mercado, donde se mostraban unas magníficas japutas, un pescado sabroso de aspecto negruzco, que suscitó el interés de dos monjas que pasaban por allí y mantuvieron con el pescadero el diálogo que sigue:

  • Pónganos dos “angelitos negros”,  dijo una de ellas mientras señalaba con el dedo a las japutas
  • ¿Dos de estos? ,  dijo el pescadero con una sonrisa que no sabría calificar
  • Sí, sí… dos de esos,  afirmó la monja

Y el pescadero les vendió las dos japutas.

En fin, que el concepto de “angelitos negros” es muy amplio, incluso en ámbitos «angelicales» que yo imaginaría más exclusivos.

3 respuestas to “Angelitos negros”

  1. Paco Muñoz said

    Eso es, y aquello de «caballito del diablo» de algo le debe venir.,

    • Hola, Paco

      ¡a más, a más…! que dicen los castizos. Debía ser pelín «malpensao» el que les puso ese nombrecico. Me gustan mucho más los de «damselflies» y «demoiselles» que les dicen nuestros vecinos.
      ¡Buen otoño!

  2. Paco Muñoz said

    ..aunque el apelativo se refiera a los zigópteros, son primos hermanos.

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