Sorpresas y paisajes

Fotografías de lo que veo por esos campos…

Archive for May 2014

Serranillas y serranas

Posted by Pele Camacho en 12 May, 2014

Hace unos días intenté ver de nuevo las eclosiones de ninfas que presencié hace unos años, pero llegué unos días tarde y solo conseguí ver unos cuantos machitos jóvenes de Orthetrum cancellatum (Linnaeus, 1758), retozones ellos y rebosantes de la energía primaveral típica de estos ejemplares.  Conté, quizás, con unas hormigas como aliadas para poder hacer la foto de uno de aquellos machos jovencitos, distraído -aparentemente- con el displicente bulle-bulle de unas hormigas que parecían ignorar el peligro potencial de las mandíbulas amenazadoras o, tal vez, conscientes de que su ácido fórmico no las hace formar parte de una dieta fácil para los odonatos.

IMGP8531_1200_1361KNMachito joven de Orthetrum cancellatum, aún con trozos amarillos de cutícula sin pruína.

Apenas había media docena de jovencitos en la charca y, de vez en cuando, aparecía un Anax imperator patrullante que espantaba cualquier posible individuo en actitud o intención de descanso: aquello era como una exhibición de vuelo acrobático y un buen momento para practicar la fotografía de libes en vuelo.

IMGP8539_1200_968KNInstinto de protección:  la reacción frecuente al detectar a un fotógrafo

Así las criaturas y circunstancias, poco después volvía con más despecho que fotos y pensando en donde recalar para compensar los intentos fallidos.  Y entonces apareció ella, una hermosa “serrana” que me hizo recordar unos versos que inmortalizaron otros intentos fallidos, pero de amores no correspondidos.

IMGP7582_1200_1062KNHembra jovencita de Orthetrum cancellatum: alas impecables y cuerpo aún esbelto

Creo que recuerdo desde la primera vez que los leí aquellos versos de “Moça tan fermosa…”, una de esas poesías medievales conocidas como “serranillas”, diminutivo en honor de unas “serranas” que debieron ser, más bien, unas “moçarronas”, dicho en aumentativo macarrónico para describir algo mejor a unas señoras -supuestamente-  “de pelo en pecho” o “de armas tomar”, “dispuestas a todo” para poder cumplir con sus tareas de cobradoras del peaje -dicho en términos modernos- que se estilaba en aquellas vías o senderos que atravesaban las sierras medievales de nuestra geografía. Una de aquellas vías fue la “del Calatraveño a Santa María”, que aún andan los investigadores elucubrando por dónde pasaba, famosa desde que el Marqués de Santillana hiciera referencia a ella y a sus cuitas con la “fermosa de la Finojosa”… ¿recuerdan vuesas mercedes?

Moça tan fermosa

non vi en la frontera

com´una vaquera

 de la Finojosa.

Faciendo la vía

del Calatraveño

a Santa María,

vençido del sueño,

por tierra fragosa

perdí la carrera,

do vi la vaquera

de la Finojosa…

 

una rima sencilla y rítmica, como escrita con vaivenes a lomos de un caballo cansado ya de la agotadora vía fragosa…

IMGP7614_1200_991KNUna serena “serrana”,  posando como una fermosa dama

El camino “do vi a la fermosa” era un carril serrano que, si no llegaba a la categoría de “tierra fragosa”, no carecía de pedruscos y matojos para andar con tiento y no doblar tobillos. Pero la “serrana”, hermosota y tranquila, posó en plan vedette, como si quisiera detenerme y cobrar el peaje de aquel carril.

IMGP7623_1200_1035KNBien como riendo, dixo: «Bien vengades; que ya bien entiendo lo que demandades…”   Marqués de Santillana

Fueron las fotos de un buen día de safari fotográfico, fundamentalmente,  por la cooperación de la “serrana”.  Sin embargo, al  Marqués de Santillana parece que no le cuajó tan bien, si fue firme aquello de “… non es deseosa de amar, nin lo espera, aquessa vaquera de la Finojosa”, con que terminó la “serranilla”.

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Individuales y conjuntas

Posted by Pele Camacho en 7 May, 2014

En estos tiempos primaverales -que también son fiscales- una parte importante del personal anda perseguido por el recuerdo y la amenaza encubierta del eslogan «Hacienda somos todos» que, aunque siempre fue falso, nunca lo fue de manera tan pública y notoria como después de hacerse «en diferido» el reventón de esas sagas de sobres, dineros B, evasión fiscal y otras historias de mafias y chorizos protegidos por unas siglas. Circunstancias aparte, la perfección informática reconcentrada en un programa llamado «Padre» -“Pater fiscalis”, podría llamarse en nomenclatura binomial- permite dos modalidades fiscales que, posiblemente, ustedes ya conocen: individuales y conjuntas. Los nombres son tan genéricos y comprensibles que también pueden aplicarse a la vida y fotos de los bishitos y, si no, sigan y vean…

Los protagonistas de esta entrada son unos cuantos individuos e individuas de  Pyrrhosoma nymphula (Sulzer,1776),  a los que dediqué la entrada «Pequeñas ninfas de cuerpo rojo» , unos preciosos animalejos que dejan ver sus cuerpos rojos entre los primeros verdes primaverales. Como zigópteros que son, tienen un vuelo rápido y silencioso, y un cuerpo superesbelto, más ellos que ellas, porque las funciones maternales requieren unos volúmenes innecesarios en los atléticos cuerpos de los machos.

(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)

IMGP6442_1200_1236KNMacho joven de  Pyrrhosoma nymphula , buscándose la vida a su modo y manera, por instinto.

 En el mundo animal, los individuos se rigen por instintos para la supervivencia y la propagación de las especies. Ya lo dijo -a su manera- el Arcipreste de Hita, en la perla literaria que tituló “Libro del Buen Amor”:

“Como dise  Aristóteles, cosa es verdadera,

el mundo por dos cosas trabaja: la primera

por aver mantenençia; la otra era

por aver juntamiento con fembra placentera…”

Para «la primera«, machos y hembras de Pyrrhosoma nymphula se buscan la vida como pueden, o sea, individualmente, en una especie de seguimiento instintivo del latinajo «primum vivere, deinde philosophari«, mientras desarrollan su cuerpo y habilidades para «la otra» que, también instintivamente, llevan a cabo con ayuda de las feromonas.

IMGP7198_1200_996KNMacho maduro de Pyrrhosoma nymphula recuperando fuerzas para el patrulleo

Cuando ya son mayorcitos y la hemolinfa les transmite las calores feromónicas, los machitos de Pyrrhosoma nymphula se ponen rojos y, como individuos maduros, van de allá para acá, se dejan ver y no dejan de mirar para ver si ven alguna fembra placentera, como decía aquel «perla»  del arciprestazgo .

IMGP6664_1200_1281KNHembra joven de Pyrrhosoma nymphula ,  variante f. melanotum  con ligeros toques de rojos

Las hembras de esta especie, con colores más apagados que los machos, presentan variantes cromáticas no siempre fáciles de ver, porque el escapismo natural de las hembras -salvo cuando el instinto “maternal” las hace más “sociales”- hace difícil su fotografía, ya sea por lo intrincado de los lugares donde se posan o por el tiempo en que lo hacen, sin apenas permitir al fotógrafo adaptar sus cachivaches a las  circunstancias de tiempo y espacio.

IMGP6462_1200_827KNHembra de Pyrrhosoma nymphula, variante f. melanotum,  sin apenas rojos en su oscura librea

Como se puede observar en muchas especies de odonatos, los dos sexos parecen llevar vidas individuales, separadas o disjuntas, siendo más notoria la presencia de los machos que parecen competir por el dominio del área de influencia a la que, en algún momento, llegarán las hembras que no parecen pelear entre ellas, viviendo y volando a su bola y apareciendo cuando la naturaleza y el instinto les demandan hacer el ”juntamiento” que decía el arcipreste, es decir, hacer vida conjunta. Ya salió la palabra…

P4300454_1200_1341KNVista quasi cenital de una conjunta de Pyrrhosoma nymphula,  con hembra de la variante  f. fulvipes   (foto de Vicente Camacho)

Las circunstancias del ayuntamiento o cópula -que muchas veces se produce en vuelo con una precisión impecable- les hace volar de manera conjunta con menos gracia y soltura, por lo que después de algunos vuelos normalmente cortos aterrizan o, más bien, se «dejan caer» de mala manera en lugares extraños, lo que unido a las dimensiones de la conjuntada pareja hace aún más difícil la fotografía del  tándem, que requiere un posicionamiento óptimo del fotógrafo respecto a los conjuntados, como en la foto de Vicente Camacho. La causa del problema fotógrafico es, fundamentalmente, la necesidad de una “profundidad de campo”o «profundidad de enfoque»  muy por encima del límite que permite la óptica: hay que elegir qué parte se enfoca y aceptar, o tragarse, el desenfoque de las partes que se alejan de la zona enfocada.

IMGP6686_1200_1012KNEnfoque al  1  y desenfoque en el 2:  «profundidad de enfoque» centrada en el macho de Pyrrhosoma nymphula  

Para evitar la falta de “profundidad de campo”, aparte del posicionamiento correcto del fotógrafo, hay “remedios” técnicos que consisten en hacer una serie de fotos con enfoques a lo largo de una línea que recorre a la pareja conjuntada y, posteriormente, con ayuda de un programa informático que no es, ni mucho menos, gratuito, hacer un “apilamiento” -una especie de “ayuntamiento”- de las fotos individuales obtenidas antes, para tener una foto conjunta en la que todo sale enfocado. Desde un punto de vista técnico e informático, la obtención de esa especie de foto “panorámica en profundidad” es una maravilla, pero desde el punto de vista fotográfico o artístico es, más bien, un engaño, una superchería…

IMGP6687_1200_1040KNEnfoque al  2 y desenfoque en el  1 :  «profundidad de enfoque» centrada en la hembra de Pyrrhosoma nymphula

El programa “Padre” sí es gratuito aunque, como posiblemente saben ustedes, pueden no serlo sus resultados, a veces ni en individuales ni en conjuntas. Eso, como los desenfoques, hay que tragárselo.  Sin embargo -y sin vergüenza ni dignidad- los chorizos lo “remedian” con sobres y maletines. Pero eso son otras historias de engaños y supercherías.

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