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Fementidos y taimadas

Posted by Pele Camacho en 13 junio, 2012

Pensando en los “Activos tóxicos” y sus creadores, los “taimados hijos de calipoterras”,  –que decía Cela–  recordé una de las muchas andanadas cervantinas que contiene el libro del Ingenioso Hidalgo:

…»¡Ah fementido …! ¡Aquí, aquí me pagarás la sinrazón que me hiciste: estas manos te sacarán el corazón, donde albergan y tienen manida todas las maldades juntas, principalmente el fraude y el engaño!»…

Así escribía Don Miguel a finales del XVI, pero a principios del XXI parece que los poderosos de los tres poderes del Estado no supieran, no pudieran o no quisieran actuar, como si el propósito fuera más encubrir que en cobrar las sinrazones de los taimados.

En la naturaleza salvaje hay también bishos taimados, en el sentido de astutos, disimulados… que actúan de manera cautelosa, aprovechando el exceso de confianza o candidez de sus víctimas. En ese mundo de los seres “inferiores” manda el instinto de las fieras, mientras que en algunos homosapiens de la naturaleza civilizada manda la inteligencia perversa, con agravantes de alevosía y premeditación que los convierte en fieras superiores con patente de impunidad ante los poderes. Y así les va a los demás, punidos y paganos sin entender tanta sinrazón.

Cuatro pares de patas, tres pares de ojos, un par de pedipalpos y otro de quelíceros

(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)

La Thomisus onustus (Walckenaer, 1805), una de las llamadas arañas-cangrejo porque andan “de lado”, es una criatura ladina y astuta, rápida y tóxica, que recibió de la naturaleza la capacidad de mimetizarse en el entorno donde espera a sus presas. Es difícil verla aislada, porque adquiere colores amarillos, rosas, violáceos, blancos… que la camuflan entre pólenes y pétalos, pero es fácil verla al observar la quietud “anormal” de los bishos que cayeron víctimas de sus mortales picotazos, mientras se buscaban la vida entre las flores.

Hembra de Thomisus onustus,  mimetizada entre unas inflorescencias de cantueso Lavandula stoechas

Abejas, moscas, mariposas… da igual, se movían y fueron a parar a donde la taimada y paciente Thomisus onustus estaba oculta, esperando para darles un toque de quelíceros, unos apéndices prebucales puntiagudos conectados con glándulas venenosas que, presionadas de manera voluntaria por la araña, paralizan y matan de manera certera y rápida, para  extraer después sus líquidos humores hasta dejarlas secas…

Apis mellifera versus Thomisus onustus: en ese duelo, el tamaño no es lo que importaba…

Las hembras de Thomisus onustus tienen un tamaño de hasta 10mm. -patas aparte, claro- mucho mayores que los machos, de apenas 4 milímetros y sin apenas capacidad para el cambio de color que pueden adquirir las taimadas hembras.  Según dicen los expertos, el cambio de color  puede llevarles uno o dos días, pero el tiempo parece  preocupar poco a los seres «inferiores» y las Thomisus onustus pueden estar varios días a la espera de asestar el picotazo fatal para sus presas, pero inofensivo, normalmente, para los homosapiens.

Muerte de un hespérido: una mariposa Thymelicus acteon capturada entre pinchos y quelíceros

Las taimadas Thomisus son un género englobado dentro de la familia Thomisidae (Sundevall, 1833), o de los tomísidos,  que contiene casi 200 géneros y más de 2000 especies. Todas ellas son denominadas arañas cangrejo, por el tamaño extralargo de sus dos pares de patas delanteras, con los que suelen desplazarse lateralmente como los cangrejos marinos a los que recuerdan también en su forma, aunque no en su tamaño adulto.

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