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Doña Chrysostigma

Posted by Pele Camacho en 9 noviembre, 2010

La última entrada  –Jugando con el espectro– presentó en perspectiva a un Sr. Chrysostigma que se prestó a mis intentos fotográficos de captar algún secreto de los sorprendentes ojos de las libélulas, cuyos colores cambian tanto como los de sus cuerpos serranos.   En esta entrada vamos a mostrar a la Sra. Chrysostigma, su guapísima y estilizada compañera, aunque no tenga la estrecha cinturita que caracteriza a los machos de esta especie.

Lo de “chrysostigma” es, como poco, bien-sonante y, además, en esta especie se podría decir que está justificado ese nombre, una composición de “chryso”, -oro, en griego clásico- y “stigma” -mancha-, haciendo referencia a los pterostigmas anaranjados que muestran los dos sexos.  Hay cierta confusión en el origen de las “manchas doradas”: en algunas prestigiosas referencias se dice que están en la base de las alas posteriores, aunque tales manchas apenas son visibles cuando las tienen, mientras las referencias que miró Don Germán, a quién citamos más abajo, los dorados pterostigmas, siempre son bien visibles.
  

Orthetrum chrysostigma, hembra adulta, mostrando su estilizado cuerpo y dorados colores

La palabra “chrysos” se ha utilizado para muchos apelativos relacionados con el dorado metal, por ejemplo, unas esculturas recubiertas de oro y marfil a las que se llamó crisoelefantinas.  Las primeras fueron griegas  -se dice que hubo una crisoelefantina Atenea Parthenope, sí, sí, como la sirenita de Nápoles y una brujita Anax-, pero en tiempos modernos se han hecho muchas más.  También se cita a un San Juan Crisóstomo, “boca de oro”, porque debía dar gusto oírle hablar… frente a los especímenes más parlantes de los tiempos actuales, donde yo diría que hay más “estigmas” que “chrysos”, pero… mejor seguir comentando cosas de libélulas, por ejemplo, ¿a quién se le ocurrió lo de “chrysostigma”?  Pues a Hermann Burmeister, Don Germán.

Hermann Burmeister  (1807-1892) fue una de esas personas cuya biografía sorprende por la enorme actividad que debió desarrollar a lo largo de su vida. Nació en Alemania, donde fue médico, naturalista, profesor universitario y…  hasta diputado. Publicó en 1832 un famoso estudio, Handbuch der Entomologie, en cuyo volumen  II, publicado en 1839, describe el significado de muchos nombres científicos de libélulas. Murió en Argentina, donde trabajó desde 1857, dejando un buen legado científico, muchos discípulos y un buen recuerdo de Don Germán, como allí se le llamó.   Él fue quien se fijó en los pterostigmas y quien le puso el nombre que la especie lleva hoy junto a su apellido: Orthetrum chrysostigma (Burmeister, 1839).

Hembra adulta de Orthetrum chrysostigma, mostrando sus dorados colores anaranjados 

La especie “chrysostigma” pertenece al género Orthetrum  -los de abdomen recto, tieso- un grupo de odonatos en el que las hembras suelen tener vistosos y brillantes colores amarillos, anaranjados, ocres, con líneas marrones o negras… mientras los machos adultos suelen tener colores azules pruinosos, con tonalidades que van desde el azul-casi blanco de los “brunneum” muy maduros, al azul-casi negro de los “trinacria”. Pero en todo hay excepciones, y en los machos azules de libélulas también. Eso será otro día.

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