Para desgracia de los lobos desde tiempos remotos, los hechos y la apariencia de los Canis lupus han revuelto los sentimientos de los homosapiens que, salvo excepciones como aquella de Rómulo y Remo, los incluyeron en historias y culturas con un halo de bisho malo del que Félix Rodríguez de la Fuente casi los rescató en buena parte de España. De allende los mares, me gustó -y me sigue gustando- ver las miradas y amagos de “Calcetines”, un lobo famélico y amigable que dio nombre sioux –Sunkmanitu Tanka Ob Waci– a la película “Bailando con lobos” y al protagonista que quería ser su amigo, entre pielesrojas buenos y rostrospálidos malos.
Lycaena phlaeas (Linnaeus, 1761), una mariposa con nombre de loba flamigera
(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)
El mundo de las mariposas es una de las manifestaciones culturales donde las referencias a lobos son abundantes, tanto a nivel de especies como de familias: la Lycaenidae (Leach, 1815), o de los licénidos, es una familia que tiene más de 70 especies en España, de un total mundial que, según cuentan por ahí, sobrepasa las 4.000: se mire donde se mire, una familia numerosa cuyas maris son más bien pequeñitas, incluso algunas muy pequeñitas y, a veces, muy inquietas o nerviosas, por lo que hacerles una foto requiere que el fotógrafo se tenga que encoger y estirar, ir y venir de allá para acá, como si bailara al ritmo que ellas marcan, escenificando un “bailando con lobos”…
Loba con lunares de escamas azules -variación caeruleo punctata- en flor de jaguarzo Cistus albidus
Como la taxonomía es casi un arte donde caben múltiples opiniones y criterios clasificatorios, de vez en cuando las subfamilias y tribus de cada familia son sacudidas por revisiones que hacen bailar, también, a las maris que fueron clasificadas con apuros en revisiones anteriores. Dentro de la familia Lycaenidae cabe mencionar las subfamilias Polyommatinae y Lycaeninae, las dos más numerosas y aceptadas desde hace años, aunque no estén totalmente aceptados los criterios que permiten incluir a ciertas especies, pero no a otras, dentro de una subfamilia. Actualmente, se considera que dentro de la subfamilia Lycaeninae están perfectamente clasificadas, al menos, todas aquellas especies del género Lycaena, que pertenece a la tribu Lycaenini, en la que el afán clasificatorio ha definido otros cuatro géneros mucho menos conocidos.
Loba sobre florecilla de un diente de león Taraxacum officinale
En España tenemos casi media docena de especies del género Lycaena, pero solo la Lycaena phlaeas (Linnaeus, 1761) está distribuida por todo el territorio peninsular porque, al igual que la Callophrys rubi de la entrada anterior, es una “todoterreno” conocida en toda Europa, Asia, norte de América y África. Hay pocas mariposas que hayan conquistado islas y continentes de tal manera. Las plantas nutricias de sus larvas son especies del género Rumex y alguna más de la familia vegetal de las Polygonaceae, o poligonáceas, tan numerosa y extensa como el área de distribución de la mariposa. Los lobos de verdad -los Canis lupus– son mucho más melindrosos, pues solo comen rumiantes y, raramente, abuelitas y Caperucitas, razones por las que los persiguieron los homosapiens y los exterminaron de muchos territorios.
Loba sobre una inflorescencia de cardo corredor Eryngium campestre
La Lycaena phlaeas es una mariposilla de tamaño mediano, cuyas alas extendidas apenas llegan a los 25 mm. Lycaena es un nombre derivado de la palabra griega «λυκαινα«, con escritura muy diferente pero sonido muy similar, que significa “loba”, mientras phlaeas tiene un origen menos claro, aunque parece provenir de otro vocablo griego que, latinizado, sería phlego, con significado de flash, fogata, llamarada…, que parece apropiado para describir los colores anaranjados-rojizos del anverso de sus alas. Los angloparlantes la llaman Small Copper, porque para ellos son Copper -cobre- todas las Lycaenas, por sus colores anaranjados y rojizos, que interpretan como cobrizos, supongo yo… en cualquier caso, tiene unos colores llamativos que contrastan con los verdes y amarillos de las plantas donde suelen posar y como, además, es vivaracha, destaca su presencia en escenas primaverales del campo silvestre.
El reverso de la Lycaena phlaeas, la loba flamigera, sobre una cabezuela de cardo corredor
Según la bonanza del clima del lugar que habitan, pueden ser vistas durante todo el año -polivoltinas- por tener hasta cinco generaciones al año, o tener solo una -univoltinas- en las zonas más frías del norte. Suelen hibernar como larvas, despertando al comienzo de primavera para evolucionar a crisálida y, unas tres semanas después, emerger como imago e iniciar sus alegres bailoteos.