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De amarillo-paella

Posted by Pele Camacho en 30 marzo, 2012

De manera algo informal, dentro de la numerosa familia Pieridae se hicieron dos grupos: las blancas y las amarillas, aunque ya dije en la entrada anterior que en todas ellas hay matices y manchas multicolores. De manera más formal, la subdivisión es en cuatro subfamilias, si bien en las subfamilias Pierinae (Duponchel, 1835) -la de blancas-  y  Coliadinae (Swainson, 1827)  -la de amarillas- están casi el 90% de los géneros de la familia. Como es habitual, dentro de cada subfamilia hay tribus y, así, dentro de las amarillas están la tribu de los Goniopterygini –que contiene las Gonepteryx de alas con “Piquitos” y la tribu Coliadini, que toma nombre de las Colias (Fabricius, 1807), el género más representativo de la tribu.

Hembra de Colias crocea, una rubia de ojos verdes

(Picar en las imágenes para verlas con más resolución)

El género Colias lo integran algo más de 80 especies distribuidas por todo el mundo, aunque solo una docena de ellas vuela por Europa y apenas cuatro de ellas tienen representantes más abajo de los Pirineos que-nos-separan-de-Francia.

Así pasó la noche, agarrada a un tallo de Phlomis purpurea

El origen del nombre Colias está algo difuso o, quizás, confuso: parece que se perdieron los apuntes de Fabricius que fue quien hizo la subdivisión en “blancas” y “amarillas”. Lo que se considera como más probable es que Colias proviene del nombre de un promontorio en la costa de Ática -la península donde está Atenas- porque allí existía un templo de Afrodita, diosa de la belleza, y en eso creo que la referencia es acertada, pues aunque el tema de la belleza sea subjetivo y relativo, las Colias son unas mariposas de gran belleza.

Macho joven, con todo el color de su amarillo azafrán

Probablemente, la más amarilla de nuestras mariposas es la Colias crocea (Fourcroy, 1785), toda una belleza que fascina tanto por su color como por su vuelo rápido, casi acelerado, en el que apenas deja ver las manchas negras que bordean los anversos de sus alas, que casi nunca muestra abiertas mientras liba o descansa de sus vuelos. El apelativo crocea  -que antes fue edusa y croceus– es un derivado de crocus, género de plantas bulbosas cuya representante más famosa y cara es la Crocus sativus, el azafrán, joya gastronómica con delicadas flores violáceas, de las que se extraen sus estigmas rojos para obtener la especia que da ese color amarillo-paella tan característico.

Sobre unas flores de Trachelium caeruleum, la flor de la viuda

Para los británicos, la Colias crocea es una especie inmigrante en sus islas a la que dan el nombre vernáculo Clouded yellow, cuya traducción correcta no sé si debería ser Nublado amarillo -que no me suena bien- o Nube amarilla, que me suena a “Gran jefe piel-roja”.  El origen de la británica denominación son las  “cloud of yellows” que se ven algunos años en que las emigrantes continentales hacen agrupamientos masivos, como “enjambres amarillos», para cruzar pacíficamente el Canal de la Mancha que, con su tradicional e imperial punto de vista, los británicos llaman “The English Channel”. Parece que, en años de especial bonanza climática, suele haber generaciones que después de emerger en las islas, al igual que algunos de sus habitantes, vuelan hacia el sur en busca de ambientes otoñales más agradables.

Una hembra de la variación  forma «helice» con reversos pálidos

Las hembras de Colias crocea –como en la mayoría de las mariposas- son ligeramente más grandes que los machos y tienen una serie de manchas blancas dentro de los gruesos márgenes negros de los anversos de sus alas, márgenes que en los machos no tienen manchas. Aunque no suelen mostrar los anversos, algo de esas manchas se transluce cuando se observan sus reversos, pero no siempre, por lo que la distinción de sexos se hace difícil para profanos.

Y si entre las «blancas» había una especie minoritaria y parecida, entre las «amarillas» también existe una variación importante cuyo número se estima en algo más de un 10% de su población femenina. Se las denomina forma helice y la variación consiste en que el amarillo-azafrán de los reversos cambia a un crema-pálido que les hace parecer de otra especie, pero solo es un cambio de color que podía imaginarse equivalente a la existencia de Colias crocea «rubias» y «albinas», simplemente. Los anversos también son diferentes pero, como apenas los enseñan, pues no tengo fotos en esa pose.

¿Colias alfacariensis  o Colias crocea f.helice?   La confusión está servida…

Una especie diferente es la Colias alfacariensis (Ribbe, 1905) cuyo nombre específico proviene de Alfacar, municipio muy próximo a Granada, famoso por la alta calidad de sus aguas y de su pan artesano, una delicia gastronómica que, en muchos sitios, ha bajado en calidad mientras ha subido en precio, argucia de algunos para aprovecharse con eso de “Todo necio, confunde valor con precio”.  Por otros motivos, es fácil confundir a la Colias alfacariensis con la Colias crocea helice, sobre todo observando los reversos; por los anversos es más fácil diferenciarlas, pero como no acostumbran a mostrarlos, el asunto con reversos queda para expertos.

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