Sorpresas y paisajes

Fotografías de lo que veo por esos campos…

Sympetrum sinaiticum: un nombre inseguro

Posted by Pele Camacho en 28 junio, 2010

Cuando se observan las fechas en que los entomólogos dieron nombre o distinguieron a una especie de otras, se aprecia que se iniciaron allá por 1758 con Linnaeus y se ampliaron enormemente a mediados del siglo XIX, siendo escasas las nominaciones en el siglo XX y más bien concentradas a sus primeras décadas.  Sorprende,  por tanto,  que haya un salto de más de un siglo en la fecha de identificación de algunas especies, por ejemplo, la Sympetrum sinaiticum  (Dumont, 1977)  y una pariente lejana rusa, la S. haritonovi (Borisov, 1983), hasta donde yo sé, las anisópteras “euro-afro-asiáticas” etiquetadas con fecha más tardía.

Describir la evolución de nombres y fechas relativas a esta especie daría un relato largo y farragoso, para explicar que el retraso fue debido a una apreciación más o menos simplista de los colores cuticulares que, como se muestra en las fotos adjuntas, presentan una gran variación a lo largo de su proceso evolutivo, similar a la que se puede observar en muchas otras libélulas. Una de las denominaciones que primero se utilizaron para ella fue la de Sympetrum vulgatum (Linnaeus, 1758) y de ella surgió la Sympetrum vulgatum decoloratum (Selys,1884)  que, de hecho, Dijkstra mantiene en su libro editado en 2006. Luego surgieron una serie de errores al intentar identificar especies procedentes de Turquía, Libia y el Sinaí, que dieron lugar a una mezcla de “especies” con diferencias mínimas y denominaciones diferentes de las vulgatum, entre ellas flavum, arenicolor, sinaiticum y decoloratum sinaiticum.  Para terminar con el embrollo, se dijo que la Sympetrum sinaiticum era una especie “politípica” (Jödicke, 1994), con especie nominal en el norte de África y tres subespecies: en España, la tarraconense, en Asia Menor, la deserti y en Asia Central, la arenicolor.  Pero un estudio posterior más científico, incluyendo largas series de adultos de todas las “subespecies”, concluyó que la sinaiticum y la tarraconense eran idénticas y otro tanto sucedía con la deserti y la arenicolor, quedando solo las especies sinaiticum y arenicolor (Jödicke, 2000).  No obstante, en un reciente artículo de Enero 2009, el mismo Jödicke dice que “arenicolor y sinaiticum son extremadamente parecidas… Solo unos pocos odonatólogos han visto alguna vez la arenicolor en el campo y, por ello, su biología es apenas conocida…”, lo que induce a pensar que no sería raro que cualquier día algún odonatólogo-científico nos diga que las dos son la misma, que hay claras y oscuras, o rubias y morenas o, simplemente, más o menos pruinosas según el lugar donde recibieron una radiación solar más o menos intensa…

Sympetrum sinaiticum macho, pocas horas después de su emergencia

Sympetrum sinaiticum hembra, pocas horas después de emerger

Dejando a un lado esos “problemillas” de identificación, podemos decir que la “subespecie” española es una de las procedentes del norte de África, con expansión dispersa por la cuenca mediterránea y citas aisladas, tal vez insuficientes para considerarla como especie autóctona en muchas zonas. Los individuos recién emergidos tienen un color marfileño casi uniforme, donde se aprecian ya en los segmentos S2 y S3 las líneas oscuras laterales que los diferencian del resto de especies del género Sympetrum. Presentan también unos pterostigmas relativamente largos y de un color ceniza claro, que de adultos pasan a ser rojizos. Llama la atención la delgadez de su abdomen en comparación con el grosor del tórax y la cabeza.  Al cabo de cuatro o cinco horas, sin haber alcanzado todavía el estiramiento y la consistencia definitiva de sus alas, inician unos vuelos cortos y algo torpes, como si estuviesen probando su capacidad para empezar a vivir.

Sympetrum sinaiticum hembra, inmadura, pocos días después de la eclosión de la ninfa

Sympetrum sinaiticum macho, inmaduro, pocos días después de su emergencia

En apenas una semana, el delgado abdomen del individuo recién emergido adquiere un grosor casi igual que el del individuo adulto y los tonos marfileños pasan a ser más amarillentos, con marcas negras más intensas, pero sin mostrar aún trazas de los tonos rojos presentes en los individuos adultos, tanto machos como hembras, aunque en ellas predominan los tonos pardos sobre los rojos.

Sympetrum sinaiticum, macho adulto, después de su periodo de estivación

Simpetrum sinaiticum, hembra adulta, después del periodo de estivación

Su tamaño adulto es algo menor que el de la popular Sympetrum fonscolombii  y los individuos maduros presentan un marcado dimorfismo sexual, como casi todas las libélulas, con notables diferencias morfológicas y de coloración.
A principios de Julio desaparecen, perdiéndose en el bosque en uno de esos procesos de estivación que parecen elegir para madurar sexualmente y, tal vez, para ponerse a salvo de los rigores caniculares de los meses de Julio y Agosto.

Cópula de Sympetrum sinaiticum, sobre una charca de agua estancada

A finales de Septiembre, e incluso en Octubre, se las puede ver casi solas o acompañadas de sus parientes Sympetrum striolatum, conocidas también por su proceso de estivación. Es en esa época del año cuando desarrollan su actividad reproductora y tras un periodo de un par de semanas desaparecen definitivamente de sus escenarios acuáticos.

Todos los individuos de esta entrada fueron localizados en la provincia de Málaga.

2 respuestas to “Sympetrum sinaiticum: un nombre inseguro”

  1. Klaus said

    Qué bien te explicas, Pele, y qué interesante el artículo. Se agradece tan instructiva e útil faena. Pa guardar… Un abrazo – Klaus

  2. P. Camacho said

    Hola, Klaus
    Gracias por tu interés y por tu comentario.
    Te debo algunos. Ahora también estoy liadillo con asuntos múltiples.
    Salud y buen verano

Deja un comentario